La puerta de la cocina se queda abierta dejándome observar el mar de alumnos que comienzan a entrar para tomar esperar a que el desayuno se sirva en la barra.
Pero también puedo ver como la chica de pelo morado camina despreocupadamente fuera de la cocina, recibiendo algunas miradas de los alumnos que entran.
Mi corazón palpita fuertemente, aun sin entender que es lo que acaba de pasar. Sin entender como mis ojos pudieron ver algo que al parecer no pasó.
¿O si pasó?
—¿Neo?—la mano de Alala sobre mi hombro me hace saltar un poco. La miro algo asustado sin poder quitar mi cara de completa confusión.
Alala frunce un poco el ceño pero me regala una de sus lindas sonrisas.
—¿Estas bien? Los alumnos están empezando a entrar, puedes ir a desayunar con tus amigos, nos ocuparemos del resto.—me dice y yo asiento ante sus palabras.
Volteo a ver si algunos de los alumnos, al pasar me han visto, pero parece que no hay nadie que susurra apuntándome, lo que es un alivio.
Normalmente salgo de la cocina mucho antes de los alumnos entren y aunque no me he puesto a pensar realmente del porque hago esto, ha sido algo que nunca he hecho diferente.
Pero esta vez, no solo ver a Athea dentro de la cocina de desconcertó sino que también lo que sucedió entando ella aquí.
Salgo de la cocina por la puerta trasera, dejando el mandil que Alala me puso en un mesa y despidiéndome de ellas.
Camino por el jardín trasero y me tomo mi tiempo para rodear el colegio para entrar por la misma puerta que todos usan.
Camino hacia nuestra mesa habitual sin siquiera pensar en ello.
Mis manos están en las bolsas del saco del uniforme mientras mis ojos miran mis zapatos.
Mi mente está hecha un caos tanto que ni siquiera puedo escuchar mis propios pensamientos ni el sonido a mi alrededor.
Es un silencio tan sepulcral que es asfixiante, como si algo pasara dentro que no pudiera controlar. COmo un residuo de pensamiento que sigue ahi pero no se queda.
Y por curioso que parezca, es un sentimiento muy similar a uno que sentí hace no tanto.
Pero por alguna no logro recordar cuando y porque, siendo la segunda vez, parece más doloroso que la primera.
Mis pasos se detienen cuando las puertas de la cafetería frente a mí se abren violentamente dejando toda el lugar en silencio. Todos voltean sus rostros hacia la entrada.
Nadie.
No hay nadie, solo fue el viento que las abrió.
Fue solamente el viento que logró que a las mentes de cada alumnos le llegara el recuerdo de esa noche, donde una persona entró y nos paralizo a todos.
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MUNIS
FantasyHubo una explosión. Solo eso. Una explosión que calló a todo el mundo. Las risas, los parloteos...Todo quedó en un profundo silencio. Nadie se imaginó que los problemas comenzarían, que la tranquilidad de sus vidas sería eliminada tras esa explosió...