Adonis aparece frente a mí, sujeta mi rostro con sus manos.
—¡Athea! Mírame, solo a mí, a nada más, detente. Tú puedes detenerte. No dejes que esto te controle. Vamos Athea, por favor mirame, mirame. No dejes que te afecte, no lo hagas.
Mi respiración se regulariza. Y como un globo que explota al rozar una aguja mis ojos se apagan, y la realidad me golpea.
Parpadee y lo veo, veo el rostro de Adonis frente a mí.
Me mira preocupado, sus morados ojos están cristalizados y noto como se aclara la garganta por lo fuerte que ha estado gritando. Pero, aun así, luego de ver el desastre que he provocado, me sonríe al verme de vuelta, como siempre.
Mi cuerpo empieza a descender, hasta que mis pies toca el piso.
Cada objeto, abruptamente cae también. Volviendo a la habitación en el silencio de antes.
Las manos de Adonis siguen en mi rostro, sin apartar su mirada de la mía, haciendo movimiento con su cabeza para que respire al mismo tiempo que él.
Demetrius se acerca a mí, Adonis se aparta pero sin dejar de entrelazar una de nuestras manos. El director es el que toma mi rostro ahora.
— Athea. — suspira aliviado al ver que no estoy herida.
—Lo lamento, lo lamento tanto. — susurro, con la garganta seca y con unas terribles ganas de llorar.
—No es tu culpa. Yo puedo ayudarte...
— No. — niego con la cabeza mientras que pequeñas lágrimas moradas caen por mis mejillas. — Nadie puede, nadie puede ayudarme.
—No digas eso, tienes miedo, pero aquí aprenderás a controlarlo. — dice y yo lo aparto. Retrocedo mirándolo completamente horrorizada.
Miro mis manos un rato, noto las pequeñitas cicatrices moradas que cubren mis dedos y luego lo miro a él.
—¿Estas loco? Yo no puedo quedarme, soy demasiado peligrosa. ¡Mira lo que ocasioné por un pequeño descontrol! ¡No puedo quedarme!
—Athea, no eres peligrosa, tienes que quedarte, te ayudaremos a controlar tu mun. Eres la MUNIS más poderosa del mundo. Aquí te enseñaremos cómo controlarte, cómo evitar lastimar a alguien, como no lastimarte a ti misma. Tienes que quedarte.
Los maestros ya han tomado medidas en el asunto, el director les ha mandado un mensaje para que tranquilicen a los alumnos, asegurándose que no hay ninguna amenaza en el colegio, que todo está bajo control y que todos, inmediatamente, tienen que ir a sus habitaciones a descansar.
Claro que los estudiantes no están nada confiados de que esas palabras sean verdaderas, no solo por la cara de preocupación de los mismo profesores sino porque cada uno de los alumnos sintió el poder de esa persona y los temblores luego de haber desaparecido.
Eso, claramente, fue más de un accidente de un alumno descontrolado, cosa que pasa bastante seguido, si no que realmente el suceso de esa noche desconcertó a todos.
—El director Lacayos tendrá que explicarnos, nada como...eso, había entrado a la escuela jamás. Ni siquiera sonaron las alarmas es como si...
—Lo han dejado entrar. — termina Neo mirando a la chica de cabello verde que mira su cuaderno pensando en los acontecimientos con un leve temblor en su cuerpo.
Luego de que los alumnos hayan sido mandados a sus habitaciones, los cinco chicos se reunieron, sin permiso, en la habitación de las chicas.
Talía no se atreve a desobedecer las reglas como para salir de su habitación sin autorización, dejar a sus amigos entrar no es algo que a ella la mantenga tranquila, pero sabe que no podría contra ellos. Tampoco es que está muy pendiente, está tan nerviosa y desconcertada como sus amigos.
—Main control. — susurra Bemus llamando la atención de sus amigos, que habían decidido reunirse para hablar pero ninguno había encontrado las palabras para hacerlo. Todos han estado perdidos en sus pensamientos desde que entraron a la habitación, cada uno en un rincón.
Talía en su escritorio, con sus piernas recogidas, un cuaderno sobre la mesa y sus brazos abrazándola, mientras una de sus manos hace rebotar uno de sus colochos veres.
Casia sentada con la espalda pegada a su cama, haciendo levitar una cadena que estaba tirada en el piso, sin apartar la mirada del dije de calavera.
Bemus en una silla cerca de una ventana, mirando como los arboles se mueven de un lado al otro a causa de un viento que muestra que lloverá en poco.
Neo esta de pie, caminando de un lado a lado, mirando sus manos con enojo.
—¿Qué?—pregunta Gea, deshaciendo el pequeño tornado que había creado. Su cabeza se dirige al chico.
—Nos controló a todos sin hacer ningún movimiento, nos miro y lo hizo. — dice consciente que hasta a él la idea le parece realmente ridícula.
Sus amigos se le quedan viendo como si hubiera perdido la cabeza a pesar que cada uno si había pensado en esta posibilidad, más los que escucharon voces dentro de su cabeza.
—Eso es imposible, la posibilidad de que haya más de dos personas con exactamente el mismo poder es...—habla Gea.
—Casi ninguna, lo sé.—responde Bemus haciendo una mueca. — Pero no encuentro otra explicación, más que una persona sea igual que el director.
Gea se ríe sarcásticamente, sin poder creer todas las locuras que han pasado en las últimas horas.
—Puedes que tengas razón.—dice la chica de pelo verde, sorprendiendo a todos, su voz sonó más fuerte de lo que quiso, no como su común susurro al hablar, lo que la hace ruborizarse, pero levanta la cabeza rápidamente y continua hablando firmemente. — No encuentro otra explicación como para haberla escuchado dentro de mi cabeza. — Gea se ríe más fuerte, perdiendo los nervios, Bemus la mira desconcertado.
La chica de cabello blanco mira a Neo y a Casia esperando que se rían también pero eso no pasa.
Neo deja de caminar, se detiene por completo. Casia deja caer el collar lentamente.
Los dos chicos observan a Talía con una mirada sombría.
—¿Ustedes también escucharon cierto? E...eso habló también con ustedes.—dice trabándose al no saber cómo nombrar a la persona.
Los dos chicos, con su silencio y sus cuerpos tensos, confirman la afirmación de la chica de cabello verde.
—No es solo eso...—habla la chica de cabello gris, casi escupiendo las palabras—Cuando traté de usar mis poderes sentí...
—Vacío.—susurra Neo interrumpiendo a Casia.— Como si hubieran arrancado nuestros poderes. — dice haciendo rechinar sus dientes.
—¿Vacío? ¿Como Eneas?—pregunta Bemus viendo como Casia se estremece al recordar el sentimiento.
Bemus se sorprende al ver a su amiga de esa manera, ella al ser la más fuerte y más ruda del grupo, está ahí, sin poder controlar su cuerpo de los temblores del nerviosismo.
—No, fue diferente, porque Eneas absorbe el poder, no puedes usarlo, si, pero sigue ahí. Esta vez simplemente ya no estaba. Era un...
—Vacío.—repite el pelirrojo. — Esa persona nos quitó todo y nos lo devolvió en segundo.
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MUNIS
FantasyHubo una explosión. Solo eso. Una explosión que calló a todo el mundo. Las risas, los parloteos...Todo quedó en un profundo silencio. Nadie se imaginó que los problemas comenzarían, que la tranquilidad de sus vidas sería eliminada tras esa explosió...