Capitulo 7

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Medía alrededor de un metro sesenta y cinco. Cabello castaño, ojos marrones.

-¡Madre mía!

Ella achicó los ojos.

-¿Cómo dice?

-¡Madre mía! -repitió él esa vez más despacio, con la vista fija en el vientre abultado de ella.

La sopladora de burbujas tomó a su amiga del brazo con ademán protector.

-Agente -pidió-. ¿Le importa echarnos una mano aquí?

-Señor Styles -intervino el agente-. ¿Conoce usted a alguna de estas dos mujeres?

Harry estaba aturdido, pero consiguió contestar.

-No, es la primera vez que las veo.

-Las está poniendo nerviosas y, francamente, a mí también me da qué pensar. ¿Para qué busca a esta mujer?

Harry subió la vista desde el vientre hasta los ojos de Clare.

-Espera un hijo mío.

Clare Garrison llevó las manos a su estómago.

-¿Cómo dice?

-Ese niño es mío -repuso Harry.

Sin embargo, no estaba seguro de haber hablado. Notaba la mente nublada y la lengua espesa. Llevaba ya meses pensando si habría una mujer que esperaba un hijo suyo. Esa posibilidad a veces lo ilusionaba y otras le horrorizaba. Sus emociones andaban un poco desbocadas. En aquel momento no sabía qué pensar ni qué sentir, pero eso no impedía que el corazón le latiera con violencia en el pecho.

El policía se rascó la barbilla.

-¿No ha dicho que no había visto nunca a esta mujer?

-Así es.

-¿Y cómo puede estar embarazada de usted?

-Es una larga historia.

-Yo tengo tiempo -el agente guardó su libreta-. ¿Y ustedes, señoras?

La sopladora de burbujas se cruzó de brazos y golpeó el pie con el suelo.

-Desde luego.

Harry no podía apartar la vista de la mujer llamada Clare.

¿Era posible que llevara un hijo suyo en el vientre?

A juzgar por la expresión aterrorizada de sus ojos, era posible. Tenía un aspecto fantástico: piel perfecta, ni un solo pelo fuera de su sitio, barbilla un poco alzada, rígida e inflexible. Harry miró su dedo anular. Estaba vacío. No estaba casada, lo cual era algo bueno... una persona menos con la que lidiar.

Cambió su peso de la pierna mala a la pierna buena y empezó por el principio.

-Hace seis años, doné esperma a una compañía llamada CryoCorp. Dieciocho meses después les envié una carta pidiéndoles que retiraran mi esperma de su banco. Hace tres meses recibí una carta de ellos donde me decían que la receptora 3516A, alias Clare Garrison, me había elegido como donante. Y aquí estoy.

Clare Garrison palideció y se le doblaron las piernas. Se iba a caer. Harry se adelantó y la tomó en sus brazos antes de que se golpeara contra el suelo. La sostuvo en alto y le alegró ver que respiraba.

-¡Agente! -gritó la sopladora de burbujas, claramente escandalizada de verlo con su amiga en brazos-. Haga algo.

El agente Coyle se dirigió a su vehículo.

Al otro lado de la calle, la mujer de piernas largas y la dama de azul reunían a los niños en un grupito. Harry tenía espectadores.

-Conserven todos la calma -dijo el policía-. Ya viene una ambulancia.

-¡Eh, Hollywood! -gritó uno de los niños a Harry-. ¿Me das un autógrafo?

La mujer del sombrero flexible empujó a los niños hacia el banco de picnic donde unos globos se movían con la brisa.

Harry sintió un dolor agudo en la rodilla. El peso de Clare Garrison no ayudaba a su pierna. Se dirigió a su coche. La sopladora de burbujas lo siguió de cerca. Le clavó una uña en la espalda.

-¿Qué te crees que haces?

-Si pudiera abrir la puerta de atrás -respondió Harry-, me gustaría tumbar a su amiga en los asientos.

-De eso nada. Puedes ser un asesino en serie por lo que yo sé.

-Me llamo Harry Styles. Juego en Los Angeles Condors. El agente y el niño de enfrente pueden responder por mí, ¿o prefiere sostenerla usted? -se giró hacia ella, pero la mujer alzó las manos en protesta y se apresuró a abrir la puerta del coche.

Harry apoyó la rodilla mala entre el asiento delantero y el de atrás y tumbó a la mujer sin movimientos bruscos. Cuando intentaba sacar el brazo de debajo de la cabeza de ella, Clare Garrison le echó los brazos al cuello.

También es mi hijo  || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora