—En que se te da bien hacer enfadar a la gente.
Él suspiró.
—Te noto distinta —dijo, obviamente en un intento por cambiar de tema.
—Acabo de tener un niño.
Él ladeó un poco la cabeza para mirarla mejor.
—No, en serio. El pelo... todo. No pareces la misma mujer.
Ella se cruzó de brazos.
—¿Estás diciendo que antes estaba gorda?
—No, claro que no. A mí me parecía que estabas estupenda. Solo estás distinta, eso es todo.
Clare, que lo había dicho en broma, movió la cabeza exasperada.
—¿Por qué has venido? —preguntó, renunciando al humor, ya que no podía conseguir hacer sonreír a aquel hombre.
—Quería hablar contigo. Estuve en un juzgado y supongo que querrás oír lo que dijo la jueza.
Clare lo observó intentando imaginar lo que pensarían sus padres cuando les dijera que salía con Harry Styles. Por alguna razón, esa idea ridícula le produjo un escalofrío.
Hacía más de un año que no estaba con un hombre. En toda su vida solo había hecho el amor con tres. Y eso contando a Roy Lester. Decidió rápidamente que no tenía que contarlo. Dos hombres. En toda su vida había hecho el amor con dos hombres. Harry Styles no parecía el tipo de hombre que hacía el amor. Probablemente echaba todas las noches polvos apasionados en el capó de su coche. Clare se ruborizó al pensarlo.
El sexo era sucio.
Eso era lo que les decía su madre a su hermana y a ella. Thomas siempre había sido un perfecto caballero en la cama. Era la persona más limpia y ordenada que había conocido, siempre asegurándose de no despeinarla ni ensuciar las sábanas... las pocas veces que ella conseguía pillarlo de humor para el sexo.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Harry cuando ella no contestó a lo que había dicho él de la jueza.
—Estoy bien. Tengo muchas cosas en la cabeza y esta noche no he dormido mucho.
—¿Ryan está bien?
—Muy bien. ¿Cómo sabes su nombre?
—Me lo dijo una periodista cuando llegué al hospital como habíamos quedado.
—¡Oh! —ella sintió una punzada de culpabilidad—. ¿Y qué te dijo la jueza?
—Ha asignado a un mediador para que nos ayude a pensar cómo vamos a lidiar con la situación.
—Sandy cree que quieres quitarme al niño. ¿Es verdad?
—No. Jamás.
Clare captó el olor de su aftershave. Seguramente sería de Gucci o Chanel. Olía muy bien. Ella no llevaba zapatos, pero en cualquier caso, Harry Styles era alto... muy alto. A ella empezaba a dolerle el cuello de mirar hacia arriba.
—¿Por qué te fuiste del hospital sin hablar conmigo? —preguntó él.
—Es complicado.
—Tengo tiempo.
El angelito, si se podía llamar así, que se sentaba en el hombro izquierdo de Clare la alentaba a decir la verdad. Que estaba confusa y había hecho lo que hacía siempre... cumplir órdenes. Sandy le había dicho que tenía que escapar de Harry y ella lo había hecho. Había huido.
El diablillo con tridente y capa roja que se posaba en su hombro derecho también le decía que dijera la verdad. Y que, en el proceso, fuera amable con él y le hiciera creer que quería ser su amiga. Al menos hasta que llegaran sus padres. Entonces se mostraría todavía más encantadora. Y cuando sus padres volvieran a Nueva York, se acabaría todo. Clare sabía que las apariencias engañan, pero estaba demasiado cansada para pensar en eso. Su pareja ideal jamás podría ser un atleta. Prefería hombres inteligentes y bien peinados que iban a trabajar con traje.
—Toda mi vida, desde que era adolescente, he querido tener un hijo —explicó.
Harry se pasó una mano por el pelo revuelto.
—¿En serio?
Ella asintió.
—Muchas chicas sueñan con el día de su boda, pero yo no. Yo soñaba con tener un bebé. Mi hermana pedía vestidos de princesa a Papá Noel. Yo siempre pedía un bebé.
Él parecía escucharla con atención, lo cual la llevó a pensar en sus motivos. Los hombres no solían escuchar así a las mujeres cuando hablaban de sus anhelos y deseos.
Harry debía tener también un plan. Pues muy bien. Podían jugar los dos.
—Luego llegó Thomas —continuó—. Salimos durante años, pero él no podía... —apartó la vista—. Esto es muy personal. No debería hablarlo contigo.
—No por favor sigue —le pidió él— ¿Thomas era infértil?
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También es mi hijo || H.S
RomanceDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...