Capitulo 5

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Tres meses después

Harry estaba sentado en su BMW, aparcado enfrente de Chandler Park, en el centro de Burbank, y buscaba mujeres embarazadas con la vista. Abrió la ventanilla. La brisa fresca de mayo le llevó el olor a hierba recién cortada.

Con la ayuda de un investigador privado, había conseguido por fin información del número 3516A, también conocida como Clare Garrison. No tenía una foto de la mujer, pero sabía que Leslie Garrison medía un metro sesenta y cinco, tenía cabello castaño y ojos marrones y pesaba cincuenta y cinco kilos.

En CryoCorp habían dicho a Maggie que no tenía noticias de la carta que les había enviado Harry pidiendo que lo retiraran como donante y que, por tanto, rehusaban dar información referente a su cliente 3516A. Si Harry no hubiera contratado a un detective privado, no habría podido estar en aquel momento mirando a tres mujeres correr detrás de muchos niños.

Al llegar esa mañana al apartamento de Clare Garrison, había tardado muy poco en enterarse por una vecina de que la joven estaba en Chandler Park ayudando a una amiga con una fiesta de cumpleaños.

Maggie había aconsejado a Harry que, por motivos legales, no se acercara a Clare, pero él no le había hecho caso. Todavía no sabía si el número 3516A, alias Clare Garrison, se había quedado embarazada y no iba a poder dormir bien hasta que supiera la verdad.

Harry fijó la mirada en la mujer más próxima. Esta soplaba burbujas de jabón y hacía reír a los niños. Todos corrían tras ella, intentando atrapar las burbujas en sus manos.

La mujer era alta y esbelta, vestía un chándal rojo y su pelo rojizo relucía al sol. No solo era demasiado alta para ser Clare, sino que además no era castaña y no estaba embarazada.

A unos metros de distancias de ella, otra mujer entretenía a los niños jugando a luz roja, luz verde.

Harry alzó sus Ray Bans para verla mejor: cabello castaño con muchos rizos salvajes y piernas largas... demasiado alta para ser Clare Garrison.

La tercera y última mujer era la dama de azul: llevaba una camiseta azul, unas zapatillas deportivas azules y un sombrero flexible azul que le cubría la cara y el pelo. Leía un libro a un par de niños más pequeños y Harry no pudo ver el color de su pelo ni su estatura hasta que uno de los niños se echó a llorar y la mujer se movió.

Harry entrecerró los ojos a causa del sol. La mujer de azul tenía pelo negro... no, marrón. Llevaba pantalón corto blanco y él calculó su estatura en alrededor de un metro sesenta y cinco.

Bingo.

Y no estaba embarazada.

La tensión abandonó los hombros y el cuello de Harry. Podía volver a respirar. La vida era hermosa.

La risa de los niños le alegraba el espíritu cuando apoyó la cabeza en el respaldo, se puso las gafas de sol y cerró los ojos. La mera idea de ser padre le producía claustrofobia, no porque no quisiera hijos, sino porque no estaba preparado. Los hombres tenían que estar preparados para algo así. Además, prefería tener un hijo al modo tradicional, después de casarse con la madre. Sonrió para sí al pensar que había llegado hasta el espionaje.

¿En qué narices había estado pensando? ¿Qué habría hecho si se hubiera encontrado con una Clare Garrison embarazada? ¡Ja! Maggie tenía razón. No debería haber ido allí.

También es mi hijo  || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora