¡Maldición! Satanás se había despertado.
-Han pasado cinco horas desde tu último informe -dijo él-. He venido a ver personalmente lo que ocurre.
-No deberían haberte dejado entrar. Voy a decirles lo que...
-Sandy -la interrumpió Clare con voz ronca-. Eso no importa.
Sandy se puso en pie y se desperezó.
-Lo que tú digas. Voy a la cafetería a tomar café. Si me necesitas, grita.
Harry la ignoró. Respiró aliviado cuando ella salió de la habitación.
-¡Espérame! -dijo la otra mujer-. Estoy muerta de hambre -se acercó a Harry, le tomó la mano y se la estrechó con fuerza-. Hola. Me llamo Chelsey.
Él se alegró de ver que no todas las amigas de Clare querían clavarle agujas en los ojos.
-Harry Styles -dijo-. Encantado de conocerte.
-Igualmente. Vuelvo en cinco minutos -repuso ella-. Pero debes saber que la última vez que entró el doctor, Clare había dilatado cinco centímetros. Todavía le falta tiempo y parece que tiene una contracción cada diez o quince minutos -señaló un vaso de espuma de poliestireno-. Ahí hay cubitos de hielo. Dale todos los que quiera. Y también le gusta que le froten la espalda.
-Eso no será necesario -intervino Clare.
-No le hagas caso -susurró Chelsey-. Ella no sabe lo que le conviene, no lo ha sabido nunca y nunca lo sabrá.
La puerta se cerró tras ella antes de que Clare tuviera tiempo de protestar.
-Lamento eso -dijo-. No hace falta que te quedes. Podrían pasar horas. Es imposible saberlo.
-Quiero estar aquí. Pero si prefieres que salga de la habitación, dímelo.
-De acuerdo -ella bajó los ojos a su vientre y luego volvió a mirarlo-. Esto es muy raro, ¿no crees? Hace menos de un día que nos conocemos y sabes más de mi útero que de ninguna otra cosa mía.
Harry se echó a reír.
-También sé que tienes amigas que dan miedo.
Ella soltó una risita. Se sonrojó y miró la habitación.
Harry se preguntó entonces qué lo había impulsado a entrar allí. La situación era bastante incómoda. Miró la puerta, con la esperanza de que entrara alguien y los salvara de ese momento.
-¿Tus padres se pasarán luego? -preguntó.
Ella negó con la cabeza.
-Están en Nueva York. Son gente ocupada.
-Umm.
-No están muy contentos con las decisiones que he tomado -añadió ella.
-Entiendo. ¿Y el tal Thomas? ¿Vendrá a visitarte?
Clare se mostró cabizbaja y él pensó que, cada vez que abría la boca, eso solo servía para volver aún más incómoda la situación. Normalmente era hombre de pocas palabras y en ese momento empezaba a entender por qué.
-¿Quién te ha hablado de Thomas? Juro que mataré a Chelsey cuando vuelva.
-Fuiste tú la que mencionó a Thomas. En la parte de atrás de mi coche creías que lo estabas besando a él.
Clare frunció el ceño.
-¿Dije su nombre?
Harry asintió.
-He oído hablar de gente que habla en sueños, ¿pero que besa en sueños? -suspiró ella.
-No temas. Mentiría si dijera que no me gustó mucho. Ya sabes, el beso.
La luz del fluorescente se reflejó en los ojos de ella, haciéndolos brillar.
Se miraron un momento, valorándose mutuamente, hasta que un pitido irritante los devolvió a la realidad.
Clare cerró los ojos con fuerza y clavó los dedos en el colchón.
Harry se acercó al lado de la cama donde había estado Chelsey y le tomó la mano.
-Tranquila -dijo, aunque él no se sentía nada tranquilo y ella no tenía aspecto de tranquilidad. No hacía ni cinco minutos que habían salido sus amigas. ¿Qué narices pasaba allí?
Con los ojos cerrados con fuerza y los dientes apretados, a Clare parecía que le fueran a estallar las venas del cuello y de la frente.
A Harry se le aceleró el corazón e intentó pensar algo que decir para consolarla y que no pensara en el dolor.
-Quizá deberíamos hacer esa cosa de la respiración -comentó.
Clare no contestó, pero le apretó la mano con fuerza, y no había duda de que tenía mucha fuerza.
El monitor no dejaba de pitar. Eso preocupaba a Harry.
Clare se llevó las rodillas al pecho con mantas y todo.Él se inclinó y le frotó el hombro.
-¿Eso te ayuda?
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También es mi hijo || H.S
RomanceDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...