Hacía dos horas que a Harry le daba un vuelco el corazón cada vez que veía a Clare. Sabía muy bien que haber salido de su casa en plena noche sin decir nada había sido muy zafio por su parte. Pero no había sabido qué más hacer. Sabía que tenía que hablar con ella, ¿pero qué le diría? "Lo de anoche fue lo más increíble que me ha pasado en la vida. Eres una mujer fantástica y eres muy hermosa". "Todas las mañanas, cuando me despierto, mis primeros pensamientos son para ti. Al amanecer, al atardecer... pienso en ti. Miro a mi hijo y te veo a ti. En este momento te oigo hablar al otro lado de la habitación y quiero volver a abrazarte. Y sin embargo, no puedo decir con convicción que seas la única mujer que hay en mis pensamientos". "¿Es posible querer a dos mujeres?".
—Bien, señoras, ya conocen las reglas —dijo Clare.
La casa estaba llena de gente.
Harry veía que Clare miraba de vez en cuando en dirección a la puerta. Esa noche prepararía la cena para sus padres, pero antes de cenar, ellos habían prometido ir a Malibu a conocer a la familia de Harry y ver a su hija en acción. Las tres mujeres seleccionadas para tomar parte en el evento culinario Mujeres de todos los días habían llegado veinte minutos atrás. Chelsey había llevado todo lo necesario para preparar la cocina para el concurso de comida.
Los padres de Harry también se habían unido a la fiesta. Habían llegado poco después de Clare y Sandy. Y lo mismo habían hecho las hermanas de Harry y los mellizos, Brad y Cliff. Un día con la familia Styles era siempre como asistir a una celebración. Todo el mundo actuaba como si hiciera años que no se veían. Chelsey hacía fotos y enseñaba a un joven ayudante suyo cómo había que trabajar. Las tres mujeres que habían ido a cocinar tenían más de cincuenta años y llevaban delantales rojos con la frase Comida para todos en letras grandes negras. Estaban preparadas y esperando en la gran cocina de la casa.
—Tienen veinte minutos para preparar los aperitivos —les dijo Clare—. Los jueces seremos mi madre, la encantadora señora Garrison, que ha venido desde Nueva York — sonrió y señaló con la mano a su madre, que acababa de entrar por la puerta y parecía agitada—, la encantadora señora Styles, madre de la estrella de la NFL Harry Styles, a la que ya han tenido el placer de conocer, y yo. Como saben, la ganadora saldrá en la primera página del próximo número de la revista. Una de las mujeres alzó la mano.
—Tengo una pregunta.
—Adelante, señora Murnane.
—Solo hay dos hornos y somos tres.
—Debido al cambio de lugar a última hora —dijo Clare—, no habrá un tiempo límite para cocinar el plato principal.
—¿Quién usa el horno en primer lugar? —quiso saber la señora Murnane.
Clare intentó ignorar el dolor sordo que empezaba a sentir en las sienes.
—Cuando terminen los veinte minutos de los aperitivos, ya no habrá más límites de tiempo —recordó—, pero si eso hace que se sienta mejor, puede usar el horno la primera.
Una de las mujeres llevaba un gorro blanco alto de chef europeo y negó con la cabeza, lo que hizo que el gorro se inclinara a la derecha.
—Lo siento. Ya me lo he pedido yo.
Clare frunció el ceño.
—¿Qué se ha pedido?
—Este horno de aquí.
—Pues la señora Murnane usará el del otro lado.
La mujer de pelo plateado recogido en una trenza negó con la cabeza, tal y como había hecho la del gorro.
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También es mi hijo || H.S
RomanceDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...