Harry apretó a Ryan contra su cuerpo y se sentó en el borde del sofá pensando cómo debía responder a eso. En otras circunstancias no se habría molestado en hacerlo, pero ella era la madre de su hijo, un niño al que él quería ayudar a criar. Aquella era su oportunidad de empezar a conocer a Clare y no podía estropearla.
—Supongo que podríamos decir que estoy casado con el fútbol americano —dijo, sabiendo que su razonamiento podía sonar tonto, pero era la verdad—. Tengo casi treinta años y hasta el momento mi vida ha girado en torno a eso. El fútbol me dio la oportunidad de estar cerca de mi padre cuando entrenaba al equipo de los pequeños.
Respiró hondo porque se dio cuenta de que lo que decía era la verdad. Con tantos hermanos, no había sido fácil conseguir la atención de su padre.
—Cuando algunos de mis amigos se metían en líos en el instituto, a mí el fútbol me daba unas satisfacciones que no podría haberme dado nada más. Poder jugar en la universidad y entrar después en la NFL solo le puso la guinda al pastel. Y —añadió pensativo— supongo que me ha tenido demasiado ocupado para pensar en otra cosa.
Ella cruzó los pies a la altura de los tobillos.
—Muchos jugadores famosos tienen familias.
—Cierto. A decir verdad, no sabía lo que iba a sentir si te encontraba y estabas embarazada. Pero en cuanto te vi de pie detrás del agente de policía... —miró a Ryan. Este tenía los ojos abiertos y lo miraba, aparentemente fascinado por él. Harry le pasó un dedo por la palma de la mano—. Cuando comprendí que llevabas dentro un niño que era parte de mí, sentí algo que no había sentido nunca.
Hizo una pausa e intentó pensar en sus palabras para poder explicarse mejor.
—Lo diré de este modo. Cuando juego un partido importante y esquivo a hombres que tienen dos veces mi tamaño y lanzo la pelota a través del campo con precisión, es como si bebiera un vaso de agua fresca después de pasar un día caminando en el calor del desierto. Es el paraíso. Es indescriptible —miró maravillado los deditos de Ryan alrededor de su dedo grande—. Supongo que lo que intento decir es que, cuando vi a Ryan en el hospital, tuve la misma sensación... solo que diferente porque la euforia no desapareció cuando la multitud dejó de vitorear, por así decir. Tener a Ryan en brazos y pasar algo de tiempo con él sabiendo que es parte de mí, me ha hecho pensar en la vida de otro modo.
Se encogió de hombros en un ademán de impotencia.
****
Clare se sentía muy sensible por dentro. El discurso conmovedor de Harry Styles le había producido una opresión en el pecho. Apoyó la cabeza en el respaldo de su sillón favorito y dijo:
—Creo que sé lo que quieres decir.
Él pareció aliviado.
—¿Sí?
Ella asintió.
—Tener a Ryan también me ha cambiado a mí.
No quería decir mucho más. No quería que Harry supiera que todavía no sentía un vínculo con el bebé ni que la mayor parte de sus pensamientos de esos últimos días estaban llenos de dudas y de miedo. Sus padres siempre le habían hecho sentirse en un segundo plano, como si ella no contara. No conocía la sensación de formar parte de una gran familia amorosa, pero sabía que eso era lo que quería para Ryan y para sí misma. La verdad era que, antes de que naciera Ryan, había pensado tener al menos dos niños más, y por eso había comprado y almacenado semen suficiente de Harry Styles como para criar un equipo de fútbol ella sola. Pero nadie tenía por qué saber eso.
—Déjame ayudarte —dijo él después de un momento de silencio—. Hasta que empiecen los entrenamientos, no tengo nada mejor que hacer con mi tiempo.
Ella quería decirle que no, pero de su boca no salió ninguna palabra. Sentía todos los músculos del cuerpo débiles por el agotamiento.
—Como no quiero ser avasallador y prepotente, no insistiré, pero creo que una ducha y unas horas de sueño te sentarían de maravilla.
Se miraron a los ojos el tiempo suficiente para que ella se preguntara por qué le había permitido entrar en su apartamento. Era atractivo y además amable. Ella estaba horrible y él parecía preparado para una sesión de fotos en la revista GQ.
—Es solo una idea —dijo él—. La decisión es tuya.
Clare se levantó y miró la puerta de su dormitorio y después a él. Sabía que debía pedirle que se fuera, pero una ducha y dormir eran una sugerencia demasiado buena para dejarla pasar.
—¿De verdad no te importa? —preguntó.
Él negó con la cabeza.
—Estoy aquí para ayudar. Puedes confiar en mí.
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También es mi hijo || H.S
RomanceDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...