También es mi hijo || H.S

Capitulo 42

Clare abrió mucho los ojos y miró a Sandy.

Su amiga asintió.

—Está en el baño, lavándose.

—Está alterada después de haberte visto copular en el suelo con ese hombre —comentó su padre.

—Tiene un nombre —dijo Clare.

—Hollywood —dijo su padre. Sonrió a Lexi—. ¿Verdad que sí?

La niña asintió, encantada de ayudar.

—¿Copular? —repitió Harry. Miró a Clare—. ¿Habla en serio?

Clare asintió con la cabeza y le dedicó una sonrisa tensa.

—¿Cómo has podido hacer eso? —preguntó la madre de Clare.

—No estábamos haciendo el amor —respondió Clare, exasperada.

—Me dijiste que salías con un jugador de fútbol americano —comentó su madre—, pero no sabía que habíais llegado tan lejos. No me extraña que Laura esté llorando en la otra habitación.

—No estaba llorando —dijo Laura, entrando en la sala. Miró a Harry y abrió mucho la boca—. ¿Este es el hombre al que te estabas tirando?

Clare no podía creer lo que oía... ni lo que veía. Si su madre no le hubiera dicho que Laura estaba allí, jamás habría adivinado que la mujer de veintiséis años que tenía delante era su hermana. Hacía casi un año que no la veía, pero eso no explicaba la transformación.

La Laura que conocía siempre llevaba faldas ceñidas y rebecas de cachemira con botones pequeños perlados. Ese día iba vestida de negro y la tela se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. La chica que tenía delante se parecía más a lady Gaga que a Laura.

—¿Eso son pantalones de cuero? —preguntó Clare.

Su hermana sonrió.

—¿Verdad que son geniales?

Clare no sabía qué decir. Estaba confusa y tenía prisa.

—Odio tener que marcharme, pero Harry y yo hemos de llevar a Ryan al doctor. ¿Por qué no nos acompañas y así hablamos por el camino? —preguntó a Laura.

—Me encantaría.

Clare miró a Harry. El pobre parecía que tenía miedo de moverse.

—¿Te puedes encargar del carrito y la bolsa del bebé?

Él hizo lo que le pedía y Clare tomó a Ryan.

—Yo cerraré la puerta. Te llamaré luego —dijo Sandy.

Clare le dio las gracias y señaló la puerta abierta a su hermana.

—¿Dónde os hospedáis? —preguntó a su madre.

—En el Amarano —repuso esta.

—Tenemos reserva a las siete en el restaurante Sky House —intervino su padre—. Nos vemos allí.

Clare sabía que no era una invitación. Era una orden.

****

—Es un placer conocerte por fin —dijo Harry a Laura de camino al aparcamiento—. Clare me ha hablado mucho de ti.

—Mentiroso —contestó Laura.

Él se echó a reír.

Clare abrió la puerta de su Volkswagen Jetta. Harry le quitó a Ryan y, mientras él ataba al niño en su sillita en el asiento de atrás, Clare llevó a su hermana a un lado.

—¿A qué viene esa nueva imagen?

—Solo me estoy divirtiendo —contestó Laura—. Por primera vez desde que nací, estoy haciendo lo que quiero.

—¿Y qué es eso exactamente?

—Canto en un grupo de rock.

—¿Tú sabes cantar?

Laura asintió riendo.

—Esta noche después de cenar me iré para casa. Mamá y papá no lo saben, pero cuando vuelvan ellos, ya me habré ido.

—¿A dónde vas?

—Me voy con el grupo a viajar por el mundo.

Clare no sabía qué pensar.

—Lo dices en serio, ¿verdad?

—Nunca en mi vida he dicho nada más en serio —Laura apretó la mano de su hermana entre las suyas—. Y nunca he sido tan feliz. He venido a California porque quería verte antes de marcharme.

Clare movió la cabeza.

—No sé qué pensar.

—Estoy segura de que papá y mamá te dirán cosas horribles de mí cuando se enteren de lo que voy a hacer, pero quería que las oyeras antes de mi boca.

—Me gustaría que tuviéramos más tiempo para hablar.

—A mí también, pero no te preocupes. Te llamaré y te escribiré e-mails.

Clare abrazó a su hermana con fuerza.

—Tendríamos que habernos enfrentado a papá hace años —comentó Laura, seria—. Siempre nos hemos rendido muy fácilmente —miró a Harry—. Hay cosas por las que vale la pena luchar.

—Me alegro de que seas feliz. ¿Prometes seguir en contacto?

—Lo prometo.

Se abrazaron de nuevo y luego Laura subió al coche y se sentó con Ryan en el asiento de atrás. Harry estaba plegando el carrito al lado del maletero y Clare se acercó allí. Él le puso una mano en el brazo para retenerla.

—Has salido corriendo de mi apartamento por culpa de ese beso, ¿verdad? —preguntó.

—No sé a qué te refieres.

—Ese beso nos ha pillado por sorpresa —comentó él—, pero quiero que sepas que no volverá a ocurrir. Si vamos a ser amigos, tenemos que mantener una relación cordial. Ha sido un gran error y asumo toda la responsabilidad.

"Genial. Sencillamente genial", pensó Clare.