La capa de nubes procedentes del mar había desaparecido antes que de costumbre aquel día. El sol calentaba el aire y los hombros rígidos de Harry. Había un cielo azul sin nubes, sin asomo de la niebla de contaminación de Los Angeles ni del tiempo plomizo de junio. Cerró los ojos, alzó la cara hacia el sol, respiró hondo y extendió la pierna. La rodilla se le agarrotaba un poco cuando pasaba mucho rato sentado.
Sonó un claxon y entraron dos camionetas en el aparcamiento. Una Ford vieja marrón y un modelo Toyota más nuevo. Habían llegado tres de sus hermanos. Los mellizos, Cliff y Brad, tenían un negocio de construcción y eran los del vehículo más nuevo; y Jake los seguía en una camioneta que le había tomado prestada a su padre.
Cliff fue el primero en encontrar aparcamiento y acercarse andando a Harry.
Medía un metro noventa y ocho y era el más alto de los hermanos. En la cancha de baloncesto para él era pan comido lanzar canastas. Era el único rubio de la familia, y por eso los demás le gastaban bromas con que a su madre siempre le había gustado el cartero rubio.
Señaló el bloque de apartamentos con la barbilla.
—Conque este es tu nuevo hogar, ¿eh?
—Por el momento sí.
—Es muy distinto de tu casa de Malibu.
—Es solo temporal. Tengo que hacer lo que tengo que hacer.
—¿Y qué es lo que tienes que hacer exactamente?
Jake y Brad llegaron hasta ellos a tiempo de oír la respuesta de Harry.
—Quiero demostrarle a Clare que soy un buen tipo, quiero que vea que merezco estar en la vida de Ryan.
—No sabía que tenías tantos deseos de ser padre —intervino Jake.
—No ha sido elección suya, ¿no te parece? —comentó Cliff.
—Yo tampoco sabía que sentiría esto —repuso Harry—, pero en cuanto tuve a mi hijo en brazos, supe que no solo tenía que estar ahí por si necesita algo, sino que también quiero formar parte de su vida. Quiero verlo dar sus primeros pasos y oír su voz cuando diga sus primeras palabras. Quiero ayudarle con los deberes y jugar al béisbol con él en el parque. Quiero entrenarlo si decide jugar a algún deporte y quiero conocer a sus amigos. Lo quiero todo.
Se produjo un silencio bastante largo.
Harry creyó ver en los ojos de sus hermanos que había dicho demasiado, pero no le importó. Aquello de ser padre había sacado a la luz un lado sentimental suyo que no era consciente de tener.
—Y cuando Clare vea que eres un buen tipo, ¿luego qué? —quiso saber Jake.
—No tengo ni idea —contestó Harry.
Brad movió la cabeza.
—¿Qué clase de mujer querría alejar a un padre de su hijo? Con la de padres inútiles que hay por ahí, llegas tú, un tipo que quiere
formar parte de la vida de su hijo, y ella te da la espalda. No lo entiendo.
—Está confusa —le explicó Harry—. Por lo que he podido entrever hasta el momento, hubo un incidente en su pasado que la dejó un poco amargada en relación con los hombres. Y no se la había pasado por la cabeza que su donante de semen pudiera llamar a su puerta, razón por la que tengo que demostrarle no solo que Ryan me necesita en su vida, sino también que no tengo intención de quitárselo ni de hacerla desgraciada a ella.
—Es una situación complicada —asintió Cliff.
—¿Cómo es Clare? —preguntó Jake.
Harry pensó en la primera vez que la había visto. Solo se había fijado en su vientre, al menos hasta que la había besado. Hasta aquel momento no había pensado mucho en el beso. Ella tenía ojos sensuales, labios gruesos, rostro expresivo...—. Es bonita. Pelo brillante, dientes blancos rectos. No se maquilla mucho.
—No es tu tipo, ¿eh? —preguntó Cliff.
—Yo no tengo un tipo definido.
Sus tres hermanos se echaron a reír al unísono.
Jake chasqueó los dedos.
—Ya sé lo que tienes que hacer.
Brad soltó una risita.
—Esto va a ser divertido.
—Tienes que gustarle —continuó Jake sin hacerle caso—. Haz que te desee, coquetea con ella, hazle cumplidos y llévale flores sin que haya un motivo. A las mujeres les encanta eso.
Harry lanzó un gruñido.
—No quiero engañarla.
—Muy bien, como quieras —Jake se encogió de hombros—. Siempre puedes recurrir a mi idea si te falla todo lo demás.
—Nada en esta situación va a ser fácil —dijo Brad, cuando Harry y Cliff se acercaron a la camioneta más próxima y empezaron a desatar las sogas que sujetaban los muebles.
—¿Y si Clare decide dejar que formes parte de la vida de Ryan y luego, por ejemplo, descubres que quiere que vaya a un colegio solo para chicos...? — preguntó Jake.
ESTÁS LEYENDO
También es mi hijo || H.S
RomanceDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...