Clare entró en el apartamento de Sandy y miró a su alrededor, atónita por los cambios en la decoración que había hecho su amiga en los últimos meses. Era normalmente Sandy la que iba a su casa a cocinar y trabajar, principalmente porque le gustaba llevar después a Lexi al parque. Pero al ver las cortinas hechas a mano y los suelos de travertino, que daban una sensación de luz y frescor, Clare se dio cuenta de que había pasado demasiado tiempo sin ir por allí.
—Me encanta lo que le has hecho al apartamento.
—Gracias —Sandy le tomó la bolsa de los pañales y la dejó a un lado. Clare sacó a Ryan del carrito y lo tomó en brazos—. Me divierte decorar.
Ryan lloró un poco y Sandy se acercó a observarlo.
—A mí me parece que está perfectamente.
—No le pasa nada. Según Nate, es normal que los bebés tengan alguna décima de vez en cuando. Dice que si pasa de treinta y siete con siete, lo lleve a que le eche un vistazo.
—Eso me parece bien.
—Tendrías que haber visto a Harry anoche. Fingía estar tranquilo cuando esperábamos la llamada de Nate, pero si a Ryan se le ocurría estornudar, ese jugador fuerte y duro se llenaba de ansiedad. Empezaba a pasear por la habitación haciendo giros con los pulgares.
—¿Y cómo llegó a tu casa? —preguntó Sandy—. Pensaba que no querías saber nada de él.
—Me entró el pánico. Nate tardaba en contestar y corrí a casa de Harry a pedirle una segunda opinión.
—¿Quién es Nate?
—El pediatra de Ryan. El hombre del que te hablé cuando estábamos en el granero.
—A ver si lo entiendo. ¿Fuiste corriendo a llamar a Harry porque Ryan tenía unas décimas de fiebre?
—No era solo por la fiebre —repuso Clare—. Ryan no lloraba tanto como de costumbre y no se había despertado para comer.
Sandy se dirigió a la cocina.
—Entiendo.
—Y Nate dice que recibe muchas llamadas como la mía.
Sandy detuvo lo que estaba haciendo y miró a Clare a los ojos.
—A mí me parece que estabas buscando una excusa para ir corriendo a buscar a Harry.
—No digas ridiculeces.
—Vamos, Clare. Yo te vi abrazada con Harry cuando llegaron tus padres de visita y también te vi bailando con él en el granero. Se podría haber frito un huevo en el fuego que emanaba de vosotros dos.
Clare se colocó a Ryan en el hombro y le dio palmaditas en la espalda.
—Yo también pensaba que podía haber algo entre nosotros, pero después del beso en su apartamento, se echó atrás e incluso llegó a disculparse y después selló nuestra amistad con un apretón de manos.
Sandy sacó dos vasos altos de un armario y los dejó en la isla de granito que había entre ellas.
—¿Qué quieres decir?
Clare se rascó la nariz, recordando.
—Fue el mismo día que mis padres y tú entrasteis en el apartamento de Harry y nos encontrasteis en el suelo.
—¡Ah! Es verdad. Nunca me has contado toda la historia.
—Fui al apartamento de Harry a invitarlo a que nos acompañara a la visita de Ryan al pediatra. Él se había puesto hielo en la rodilla mala pero quería ir, así que le di ibuprofeno y lo ayudé a llegar a su habitación para que se vistiera. Ya sé que suena tonto, pero tropezamos en una mochila y nos caímos en la cama. Él cayó encima de mí, o yo encima de él, ya no me acuerdo...
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También es mi hijo || H.S
Roman d'amourDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...