Clare se llevó una mano a la frente. Había dado por sentado que nunca conocería al padre de su hijo. Ningún hombre se acercaba ni de lejos al hombre que había imaginado como padre de su hijo, ni siquiera Thomas. Cierto que aquel hombre era muy atractivo, y que ella mentiría si dijera que no besaba mejor que nadie, pero un hombre guapísimo y que besaba bien no era un buen candidato como donante.
-El padre de mi bebé es un grandísimo embustero -dijo, como si él no estuviera presente-. Es igual que todos los demás hombres, no tiene nada de especial. Es egoísta, egocéntrista, horrible, mentiroso...
-No hace falta que sigas -la interrumpió Harry-. Pero ya te he dicho que no me quedé tranquilo con lo que había hecho. Sabía que estaba mal y por eso escribí a CryoCorp y les dije que me sacaran de la lista de donantes. Hasta les devolví el dinero. Tengo conciencia.
La ambulancia se oía ya en la distancia. Clare cerró los ojos.
-Márchate. Déjame en paz.
-No es tan fácil.
Ella abrió los ojos.
-¿Qué quieres decir?
-Vas a tener un hijo mío. No iré a ninguna parte. No puedo.
Clare lanzó un gemido, le puso las manos en el pecho y lo empujó con fuerza para que la dejara en paz. Un dolor atravesó su vientre y le hizo clavar las uñas en el pecho duro como una piedra de él.
-¡Oh, Dios mío!
-¿Qué ocurre?
Un líquido caliente bajó por las piernas de ella. Sus uñas atravesaron la camisa de él y llegaron a la piel.
-Esto no puede estar pasando. ¡Oh, Dios mío! Es demasiado pronto.
-¿Qué pasa? -preguntó Sandy con voz muy aguda.
-El bebé -respondió Clare-. Ya llega. ¡Ya llega el bebé!
En su prisa por escapar, Harry Styles, el hombre que ella se negaba a creer que fuera el padre de su hijo, cayó al suelo entre ella y el asiento delantero y se arrastró hacia atrás hasta salir por la puerta.
****
Trece horas después, cansado de esperar en la zona de recepción del hospital, Harry abrió la puerta de la habitación de Clare y se asomó dentro. Satanás, la amiga pelirroja de ella, la que se suponía que debía mantenerlo informado, se había quedado dormida en una silla situada en un rincón de la habitación y la otra amiga de Clare, la dama de azul, estaba sentada al otro lado de la cama.
A pesar de la mascarilla de papel que le habían entregado antes de que entrara en la habitación, el olor a antisépticos era muy fuerte. Harry creyó que Clare estaba dormida hasta que pitó el monitor y ella abrió los ojos. Extendió una mano sin mirar y la dama de azul la tomó y le dijo que todo iría bien. Clare se relajó, pero solo hasta que el monitor volvió a pitar. Esa vez abrió mucho los ojos. Su amiga y ella empezaron a respirar juntas. Exhalaron tres veces, inhalaron y volvieron a empezar.
Clare parecía que hubiera pasado un día en un campamento de entrenamiento militar y le hubieran negado el agua. Estaba pálida y tenía los labios secos y agrietados. Tenía el pelo húmedo y apartado de la cara. Círculos oscuros rodeaban sus ojos. Casi no se parecía a la mujer que había conocido unas horas antes.
Harry pensó un momento si debía ir a buscar a un médico o a una enfermera. ¿Cómo podía dormir Satanás con Clare sufriendo tanto? Después de unos momentos, las dos mujeres dejaron de respirar raro y se echaron a reír.
Eso confirmó las primeras sospechas de Harry:estaban todas locas.
-¿Qué haces tú aquí?
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También es mi hijo || H.S
RomanceDe niña, Clare Garrison nunca había soñado despierta con la boda perfecta. Había soñado con tener un bebé. Niño o niña, daba igual. Desgraciadamente, su prometido no podía tener hijos. Clare estaba decidida a cumplir su sueño y pasó años buscando un...