Justo ahora, una implacable luz matinal incide con fuerza sobre Mark Latimer. Profundas ojeras bordean sus ojos: ha estado llorando. No es de extrañar que actúe de esa forma. La situación no es nada favorable. Ellie comprueba que Hardy no está mirando, y luego le dirige a Mark una sonrisa de ánimo. Confía en que puedan aclarar ese equívoco y mandarle de vuelta a casa en poco menos de una hora. Como hicieron anteriormente con Steve Connolly, Alec indica a Coraline que se quede en la sala de observación, al otro lado del cristal, y analice el comportamiento y expresiones de Mark. Ésta, nuevamente, está más que dispuesta a acatar esa orden.
—Siento lo de ayer por la tarde —dice él con una media sonrisa extraña. Algo produce una sacudida en el subconsciente de Ellie, Ya ha visto antes esa sonrisa, en algún sitio, pero no consigue ubicarla—. Yo... Me lie un poco cuando usted y Coraline empezaron a hacerme todas esas preguntas.
"Esa sonrisa... Es un tic nervioso. Las comisuras están ligeramente descendientes. No es una sonrisa sincera. Está ocultando algo todavía. Está mintiendo... O por lo menos, lo va a hacer. Parece que incluso a Ellie le escama esa sonrisa. Parece que intenta recordar por qué le escama tanto", analiza la pelirroja desde el otro extremo del cristal, posando sus ojos en el interrogado y en su buena amiga. La de ojos azules está sentada en una silla, observando todo en un sepulcral silencio. Necesita concentrarse y percatarse de cada micro expresión.
—Más bien intentó mentirnos —dice Hardy con sequedad.
—Estaba confuso, supongo —intenta escaquearse—. Todos los días se me mezclan en uno —añade en un tono convincente.
"El timbre de su voz indica que esa última frase es cierta, pero no la primera parte. No estaba confuso", Coraline continúa analizándolo todo.
—Lo de la caldera fue el miércoles por la noche —sentencia—. Me hice un lío —dice a Ellie, observándola con una leve sonrisa amigable. Ella se la devuelve, pero la borra instantes después bajo a dura mirada del escocés.
—Y el jueves por la noche estuvo con un amigo —sentencia Hardy.
—Sí. Así es.
—Pero ayer no podía recordar el nombre de ese amigo.
—Era Nige. Trabajo con él.
"Por favor... Hasta un niño de preescolar sabe detectar una mentira como esta. O bien ocurrió algo con Nige de lo que no nos quiere hablar, o bien está mintiendo, y no estuvo con Nige esa noche. Probablemente sea lo segundo: sus ojos están enfocados mínimamente en la mesa. Apenas tiene las pupilas dilatadas".
—Vale —Hardy entorna las cejas—. ¿No podía recordar el nombre de la persona con la que trabaja? —su tono de voz es sarcástico, desviando la mirada hacia el cristal de la habitación. Espera que Harper se percate de esta evidente patraña.
—Supongo que, con la conmoción, hago cosas raras —vuelve a esgrimir aquella media sonrisa extraña, y la angustia sacude a Ellie cuando se da cuenta de dónde la ha visto antes. En Danny. En una barbacoa hace unos años. Juraba y perjuraba que no se había comido el Huevo de Pascua de Chloe, mientras sus labios estaban llenos de chocolate. Saber qué Mark está mintiendo es como un gran peso que se le viene encima.
Coraline nota al momento el cambio de humor en Ellie, así como su ligero cambio en la tensión de la boca. Parece que acaba de recordar de dónde viene esa sonrisa tan extraña que, evidentemente, indica que está mintiendo. La sargento lo sabe, así como lo saben Hardy y ella. Mark no está mejorando las cosas. En todo caso, solo las está empeorando para él.
"¿Qué puedes estar ocultando, Mark? Será mejor que por ahora mantenga mis suposiciones para mí misma", la oficial de policía se ha cruzado de brazos. Es complicado —muy complicado—, analizar a alguien que es experto en mentir. Y por lo que puede deducir, Mark lleva mintiendo bastante tiempo.
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El Silencio de la Verdad (Broadchurch)
FanfictionBroadchurch es un pueblo normal y corriente de la costa inglesa de Dorset, cuya monotonía solo se ve alterada por la llegada puntual de algún turista estival. Sin embargo, todo cambia cuando el cuerpo de un niño de once años, Daniel Latimer, hijo de...