<Capitulo 23>

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Cuanto más disfrutas algo, más rápido se pasa el tiempo. Detesto que pase eso, creo que todos detestamos que el tiempo se pase lento cuando nos aburrimos o la estamos pasando mal, pero cuando no es así, el tiempo parece realmente apurado.

Así que nos encontrábamos en nuestra ultima noche en Florida. Mañana temprano partiríamos a Texas, volveríamos a nuestra rutina. Volveríamos a la realidad, por decirlo de alguna manera. 

Fue una semana estupenda, inolvidable y llena de buenos recuerdos, buenos momentos. Se que al recordar esta semana, no solo voy a sonreír, sino que también me voy a reír.

Nuestra ultima noche, decidimos pasarla en la playa. Así que nos llevamos una manta, compramos algunas cosas para comer, y tomar. Y nos dirigimos hacia allí. Encontramos un lugar, y nos sentamos en la arena, encima de la manta. La abrazo y ella se acomoda aun mas en mis brazos que la protegían del leve frío. Nuestro perfecto silencio se ve inundado por el sonido de las olas, y de algunas cuantas personas que también pasaban por allí.

Este silencio no es para nada incomodo, es de esos silencios que compartes con esa persona especial. Un silencio cómodo, en el cual sabes que no son necesarias las palabras para disfrutar de un buen momento, solo basta con una mirada, un abrazo o una sonrisa.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro por este momento. Y no puedo sentirme mas completo, mas feliz. Siento que la felicidad no cabe en mi, y que en cualquier momento puedo llegar a explotar como un dibujo animado.

Me encuentro en la fase estúpida del amor, lo se. Soy un empalagoso, un cursi ¿Y qué? Soy feliz, y no pienso ocultar mi felicidad, no pienso ocultar lo que siento por Nathalie. 

Ya me oculte por mucho tiempo, ya me cerré mucho a los sentimientos, y ahora que me encuentro en este momento de mi vida, solo quiero demostrarlo. Y a veces una sonrisa demuestra toda la felicidad que sientes en tu interior, y se que la sonrisa que llevo ahora lo demuestra.

–Fue una semana perfecta –Nathalie rompe el silencio y la miro. Lucia aun más hermosa con la luz de la luna.

–Realmente lo fue –me sonrie– ¿Podemos quedarnos aquí?

Se ríe.

–Somos adultos y tenemos que volver a nuestras responsabilidades.

–Eso apesta –se vuelve a reir– ¿Podemos volver?

–Siempre podemos volver con los recuerdos.

–Me sacaste la respuesta de la cabeza.

Me sonríe y la beso. Nathalie me sigue el beso y nos recostamos en la arena sin dejar de besarnos. 

Al separarnos, ambos estamos sonriendo y con esa sonrisa miramos las estrellas. Parece que el cielo de esta noche nos quiso hacer un regalo, esta repleto de estrellas y es algo realmente hermoso de ver. Por estos detalles es que vale la pena estar vivo.

–¡No me quiero ir! –grito asustándola, para luego escuchar reír. Una pareja de ancianos que pasaba caminando, se me queda mirando como si estuviera loco– ¿Qué?

Les digo y caminan aun mas rápido como si se tratara de un asesino, o alguien peligroso. Nathalie estalla de la risa y se me hace contagiosa, así que nos reímos. Me río de ella, y ella de mi. La risa se vuelve no solo contagiosa, sino que incontrolable. Al punto de hacer doler mi estomago.

Ya olvide de que nos reímos.

–¿De qué te ríes? –pregunta llorando de la risa.

–Porque te estas riendo.

Di cuando (#2 A través de ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora