–Te ves diferente –me dice Alicia mientras nos aseguramos de que los niños estén bien.
–¿Eso es bueno o malo?
–Por momentos te cuelgas y sonríes sin razón alguna –sonrío– Así como también pareces triste en ocasiones.
Suspiro, y le vuelvo a sonreír para tranquilizarla.
–Pero lo que importa es que estoy jodidamente enamorado –Alicia sonríe.
–Me gusta ver lo que esa chica hizo contigo.
–Me siento como si fuera un experimento.
Se ríe y me empuja divertida.
–Quiero conocerla.
–Podriamos organizar algo, y quedar los cuatro. Siempre y cuando Jim siga con vida.
Alicia se ríe con una fuerte carcajada, y se me es tan contagiosa que me termino sumando.
Jim es su marido, digamos que es el amor de su vida. Están juntos desde el instituto. Jim saca de quicio a Alicia como nadie, y más de una vez escuche la amenaza de "Juro que un dia te matare, Jim"
–Ha reducido mis ganas de asesinarlo.
–Bien por Jim –le sonrío.
Alicia se dirige al sector de jóvenes con problemas alimenticios, mientras que yo voy a ver a mi pandilla. Me reciben con una enorme sonrisa, y un fuerte abrazo. Thomas ya se siente muy a gusto en el hospital, y todo gracias a Chris, quien lo recibió de la mejor manera posible. Luego de platicar con los chicos, de darles sus medicamentos, y de recibir sus dibujos semanales, salgo de allí una vez que empiezan a gastarme bromas por estar enamorado.
La risa que me generaron sus bromas, se apagan cuando paso por el sector de fertilización. Frunzo el ceño al darme cuenta de que mi subconsciente me trajo hasta aquí, como si me obligara a recordar que esto viviré algún día.
Una pareja de unos treinta años se encontraban sentados en la sala de espera, la chica de bucles negros estaba rezando en silencio, mientras que el chico de cabello castaño la observaba con amor, y tristeza mientras sostenía sus manos. Podía ver el dolor, podía ver la esperanza, y eso me hacia doler el estómago.
Esto de ser fuerte se esta complicando, y se complicará más cuando seamos nosotros lo que estemos en esa sala de espera.
Me obligo a salir de allí, y mis pies responden en el tercer llamado. Necesito aire, necesito respirar profundamente, así que salgo al patio trasero del hospital, y la leve brisa de la tarde choca contra mi rostro. Inhalo profundamente, y exhalo. Como si quitara todo mi pesar de esta manera, como si fuera posible.
–¿Paul? –me llama una voz femenina, un tanto temblorosa. Y me volteo para ver de quien se trataba. De todas las personas que me podían hablar ¿justo tiene que ser ella?
Me siento nuevamente molesto, enojado, y solo quiero alejarme de ella.
Elizabeth estudia mis movimientos mientras se acerca, pero mi cuerpo no responde a las señales que le envía mi cerebro.
–Hola –dice y no le contesto. Su maquillaje se encontraba corrido, como si hubiera llorado. Y su elegante vestimenta se encontraba algo arrugada– No sabia que te habías convertido en un médico –me sonríe como si estuviera orgullosa.
¿Es en serio?
Me río incrédulo negando con la cabeza, y me cruzo de brazos, dispuesto a alejarme de ella. Pero se pone en mi camino.
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Di cuando (#2 A través de ti)
RomanceSegunda parte de A través de ti. © Todos los derechos reservados. Esta totalmente prohibida la copia o adaptación de la historia. Obra registrada en Safe Creative bajo el código 1508034804056 © Paul West vivió enamorado de su vecina durante mucho ti...