<Capitulo 39>

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Ya nos habíamos realizado la segunda prueba, y para calmar nuestros nervios y ansiedad, decidimos incorporarnos al grupo de apoyo. Y de forma particular, Nathalie decidió ir a un psicólogo amigo. Todo sea para calmar a su mente.

El grupo de apoyo nos calmo en cuanto a muchas cosas, pero el ver los rostros de las demás parejas es un poco... duro. Cada uno tiene su historia, su dificultad, y su lucha. Cada una de las luchas se ven reflejadas en su rostro, cada dolor o esperanza se escuchan en sus voces cuando hablan. Y es un tanto duro. Pero siempre esta el psicólogo del grupo para hacernos entender ciertas cosas, o seguir viendo todo con la esperanza.

Ninguno de los dos toco el tema desde que nos hicimos la prueba, creo que preferimos evitarlo y dejar que pase lo que tenga que pasar. Ambos metimos nuestros pensamientos en cosas nuevas, ya sea trabajo o estudio. Y ambos pasamos nuestro tiempo con Nolan, quien nos era de una gran ayuda para distraernos.

Ahora Nolan se encuentra en su habitación con Nathalie, mientras que yo me encuentro estudiando para un examen final. Cada vez mas cerca de obtener el titulo que tanto esta costando conseguir.

–Papá, tengo hambre –la voz de Nolan logra que quite la atención de mi apunte.

–¿Y mamá?

–Se durmió –le sonrio– Me dijo que no te molestara, pero tengo hambre.

Le vuelvo a sonreír y froto mis ojos.

–Descuida. Un recreo no me vendría mal ¿quieres que salgamos a merendar?

Los ojos de Nolan se iluminan y asiente feliz. Con Nolan bajamos a la recepción del edificio, donde James al verlo sonríe y ambos hacen su famoso y largo saludo.

Salimos y caminamos hasta la avenida principal. Nolan me sujeta la mano con fuerzas y yo disfruto de la sensación. Y nuevamente pienso en lo agradable que hubiera sido cogerle la mano así a mi padre, sujetarlo con fuerza para que no se escape de mi. A la única persona que sujetaba de esta manera, era a mi niñera. Helga, una gran mujer que me cuido hasta que su enfermedad lo permitió. 

El pensar lo horrible y solitaria que fue mi niñez, me hace desear darle algo diferente a Nolan. Creo que lo estoy consiguiendo.

Llegamos a una cafetería, y pedimos nuestras bebidas. Nolan un chocolate caliente, y yo un café caliente. Él una porción de pastel de vainilla, y yo una de limón.

Nolan se encontraba en su etapa de preguntar el por qué de todo. Así que me encontraba respondiendo sus más ocurrentes preguntas, riéndome de unas cuantas de ellas.

–¿Papá?

Me río.

–¿Y ahora qué?

–¿Por qué mamá no puede estar como la chica de allá? –Nolan me señala hacia una dirección, y yo me giro a ver. Una chica de cabello corto y oscuro se encuentra riendo por algo que un chico le dijo. Pero la pregunta de Nolan va por el lado de por qué Nathalie no puede tener la barriga como la tiene ella. Miro a Nolan y esta impaciente esperando por mi respuesta.

–A veces los adultos tienen problemas para que eso suceda.

–¿Qué problemas?

Suspiro y me encojo de hombros.

–Solo problemas. La palabra ya lo dice todo –Nolan asiente– Aunque hay una solución.

–¿Mamá puede estar así? –sus ojos me miran de forma esperanzadora.

–Si. Pero no quiero que le preguntes nada sobre eso.

–¿Se pondrá triste?

–Tal vez.

Di cuando (#2 A través de ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora