24. Bubba

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Zayn despertó envuelto en un suave calor que lo tuvo revolviéndose y pegándose más a la fuente del mismo. Estaba cálido y cómodo, no quería más que quedarse allí respirando ese perfume que lo tranquilizaba. Una suave risa que vibro en su oido lo tuvo frunciendo el ceño mientras abría los ojos confundido. Piel bronceada con un puñado de suave vello le devolvió la mirada, logrando que sus cejas se hundieran aún más.

–¿Dormiste bien? -la voz gruesa y adormilada lo tuvo levantando la mirada para encontrarse directamente con unos suaves labios sobre los suyos-. ¿Cómo estas, bebé?

-Bien –susurró, buscando otro beso que fue depositado suavemente sobre sus labios- ¿Dónde estamos?

-En California –sonrió-. Dormiste casi todo el viaje con los auriculares puestos.

Recordaba haber escuchado la voz de Liam cantandole, ahora se daba cuenta de que habían sido los auriculares en sus oídos. Él solía colocarse los suyos cuando se quedaba solo y podía dormir por horas, solo escuchando la voz del castaño. Sus ojos se cerraron automáticamente cuando besos comenzaron a caer en su rostro con delicadeza.

-Yo no quería venir –susurró bajito-. Tu te aprovechaste de que me dormí.

-Si, bebé, lo siento -el moreno sintió la sonrisa del castaño contra su piel-. Iba a despertarte pero debiamos irnos y pensé que era mejor que aprovecharas el viaje para dormir.

-Eres un tramposo.

Liam rio, escondiendo su rostro en su cuello antes de comenzar a hacerle cosquillas-. Y tú eres un mañoso –aseguró antes de tomarlo en brazos y levantarse de golpe-. Y como me gusta que seas así, voy a seguir mimándote.

El moreno se aferro rapidamente a él, mirando el lugar con curiosidad cuando salieron de la habitación. La casa era luminosa, tenía varios ventanales bien ubicados que dejaban entrar cierto brillo de las farolas exteriores. Pisos de madera y barandas de acero que brillaba con el reflejo. Las paredes tenían un color claro que le daba un aspecto más bonito y luminoso a todo el lugar.

Su agarre se hizo aún más firme sobre el castaño cuando este comenzó a bajar las escaleras, ya que estas no tenía ningún barandal donde aferrarse. Su cuerpo entero comenzó a temblar cuando miró hacia abajo.

-Hey -Liam lo miró preocupado- ¿Le temes a las alturas?

Zayn asintió rápidamente, escondiéndose en su cuello- ¿Por qué no tiene barandal?

-Es una escalera flotante, cariño -explico-. Los escalones están incrustados en la pared y como no hay niños pequeños, me pareció innecesario arruinar la vista con un barandal.

-Fue una decisión tonta –aseguró-. Podrías caerte por ellas si pisas mal.

Liam rió-. Tienes razón, debería llamar a alguien para que coloque una, entonces.

El moreno susurró una afirmación pero no se separo de su cuello hasta que terminaron de bajar las escaleras. Sintió los labios del mayor afirmandose contra su piel, la mano que acariciaba su espalda con suavidad abarcaba casi toda la misma. No era que Liam fuese grande, aunque lo era, sino más bien que Zayn era pequeño y delgado.

-¿Liam? –susurró unos segundos después, percatandose de algo.

-¿Qué sucede, bebé?

-¿Dónde están mis pantalones? -podia sentir su ropa interior debajo de la larga camiseta pero sus piernas estaban desnudas. Liam solo llevaba unos boxers.

-Te los quite mientras dormías, estabas raspandome con ellos.

-Oh -asintió, pasando sus dedos sobre un tatuaje que el castaño tenia en el brazo -¿A dónde vamos?

Stockholm Syndrome |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora