Capítulo treinta y seis.

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Me removí debajo de una ligera sábana, un ligero olor a albaricoque y uno más fuerte a colonia masculina lleno mis fosas nasales.

Me di la vuelta, no recordaba que mi cama fuera así de cómoda, el colchón era mullido y las almohadas parecían estar hechas solo de las plumas más suaves, incluso las sábanas eran frescas y olían a limpio...fue entonces que me di cuenta que algo andaba mal.

Mi cuarto no huele así, mis sábanas huelen a bebe y mi habitación mayormente a libros viejos y velas aromáticas. Algo andaba mal.

Abrí los ojos de golpe, lo primero que vi fue una amplia pared blanca llena de foquitos...oh espera, era el techo, tenía como mil foquitos, unas rejillas por donde salía aire acondicionado o, en este caso, la calefacción. Mis ojos entonces se dirigieron a la pared lateral, tenía unos ventanales que llegaban del techo al suelo, con una ligera cortina blanca transparente que se movía con el viento que entraba de el balcón, las paredes eran color blanco, había una tv de pantalla plana gigantesca, en el suelo, bajo esta, se encontraba una play station 4 con tres controles y carátulas de videojuegos regadas a su alrededor, luego estaba el escritorio con un pequeño librero, y una puerta que supongo daba al baño.

Había estado tan absorta viendo la impresionante recámara, que no me había percatado de la figura a mi lado. O más bien del brazo caliente que rodeaba mi cintura...y mi cerebro reacciono: no estaba en mi habitación, ni en una conocida...

Madre mía.

Mire a la figura a mi lado, por un momento solo lo vi, mi cerebro parecía estar aún dormido por que al principio no supe unir el rostro con algún nombre, pero entonces hizo hizo clic.

Oh no...

Estaba en la habitación de Jordán, ¿como demonios había llegado hasta aquí?

Jordán dormía tranquilamente a mi lado, su pierna rozaba la mía y su brazo se encontraba sobre mi cintura, entonces mi cerebro captó otra cosa: estaba desnudo.

Ahogue un grito, subí rápidamente las manos y apreté la sábana a mi pecho, respirando profundamente, intentando calmarme y acomodar mis ideas, lo cual era enormemente difícil teniendo en cuenta el horrible dolor de cabeza que acechaba mis sienes.

Vamos Erin, toma dos respiraciones, tómalo con calma...seguí esos pasos hasta que tuve el valor suficiente para alzar la sábana.

Casi bailo de felicidad. Estaba vestida, llevaba un pants gris y una playera blanca, ambos demasiado grandes para mi, y en ellos predominaba el mismo olor a colonia masculina, me parece que era Dior.

Pero aún así...¿quien me había cambiado? Jordán...

El solo pensamiento me mando escalofríos, pero para mi suerte, el tampoco estaba desnudo, llevaba un pants, gris también, de corte bajo, dejando ver los huesos de su cadera y su bien marcado abdomen...

Desvíe la vista sonrojada y la centre en su rostro, parecía más relajado de lo que lo había visto nunca, sus facciones parecían suaves y sus labios descansaban semi abiertos, me hubiera gustado pasar un dedo sobre ellos...

Su mandíbula parecía relajada y su cabello estaba totalmente revuelto y caía sobre su frente en ligeros rulos claros.

Me equivoque antes. Su cabello no era exactamente rubio. Tenía una tonalidad rubia, si, pero había otros más oscuros, el Rubio era oxidado y había otros cabellitos castaños que oscurecían el tono, parecía más un rubio cobrizo casi castaño... Era extraño.

- ¿Me estas viendo dormir?- susurro de la nada.

Casi me muero del susto.

Abrió un ojo y una sonrisa ladeada decoro sus labios.

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora