Capítulo treinta y ocho.

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Estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas debajo de mi, el vestido caía a mi alrededor en un aló y había recogido todo mi cabello en una coleta, olvidando por completo ser civilizada.

Jordán estaba parado frente a mi, recargado en la pared y su rostro estaba vuelto hacia la ventana.

Nos encontrábamos en el faro donde me beso por primera vez, me había traído aquí después de casi atropellarme y dejarme muerta en medio de una carretera vacía.

La lluvia caía a cántaros fuera y salpicaba las ventanas y techo creando un ruido que hacia eco en todo el lugar, era relajante y a la vez me ponía los pelos de punta.

- ¿Por dónde puedo empezar?- pregunto rompiendo el silencio, aún sin mirarme.

Suspire.

- Que tal por el principio- conteste.

Negó tomando ambos lados de su cabeza y jalando su cabello.

- No es tan fácil...

- Puedes confiar en mi- dije sería- Siempre has podido- confirme.

Suspiro.

- Tenía dieciséis años en ese entonces- susurro tan bajo que pensé que lo había imaginado.

Me arrebuje debajo de la sábana que Jordán había colocado sobre mis hombros y espere pacientemente a que continuara.

- Había pasado un tiempo desde la muerte de mamá, mi padre busco entonces una mujer- dijo lo último con ácido en sus palabras, la luna proyectaba sombras en su rostro y me hacia imposible ver su expresión- La señora se mudó a la casa, ensucio lo que mamá había construido y a papá jamás le importo- soltó una risa amarga- Nunca lo hizo, se casó con Camille y al mes desapareció volviendo solo cada poco, dejándola a cargo a ella, y por supuesto fue un infierno, la señora me odia; creo que después de la muerte de mamá, apenas y veía a papá, y después de que Camille se mudó, lo veía aún menos- suspiro- Creo que fue un poco de todo lo que me llevo a tomar las decisiones que tomé.

Se quedo callada y me removí nerviosa, no sabía si debería preguntar o solo esperar, pero...¿esperaba que? ¿Me diría algo?

- Pasaron seis meses desde que llego la señora cuando Alex me presento a unos amigos- sonrió rememorando- Fue un buena época, íbamos a las carreras y apostábamos, quiero decir, éramos solo unos niños nos sentíamos bastante maduros y malos por hacer eso- negó la cabeza con una mueca de asco en el rostro y supe que lo malo se avecinaba- Pero entonces conocimos a Paul, Alex había tratado con el antes, pero en ese momento estábamos deseosos de aventuras y poder y queríamos saber más, hacer más...y recurrimos a él. Nos acepto al momento claro, éramos jóvenes e idiotas, Paul tenía su círculo y él nos hizo parte de el, creo que lo llegamos a adorar, nos tomaba y daba importancia, nos hacia sentir parte de algo. Sin embargo, a diferencia de Alex tomo un interés especial por mi, me hizo su mano derecha, Alex se mantuvo alejado, fue más listo que yo, pero ambos ya éramos parte de él. Paul me mostró lo que hacia, de haber sido más inteligente me habría alejado cuando podía, cuando aún había tiempo, pero no lo hice, en cambio lo seguí, como su cachorro, crecí tanto que incluso dejaron de usar ese apodo conmigo, Paul les demandaba respeto y hacia que lo tuvieran conmigo, me hizo alguien importante- rió secamente- Pero todo tiene un precio, ¿no? En ese entonces todo era perfecto, las fiestas, los autos, las carreras, la independencia... Eso era lo mejor, me sentía independiente, libre, sentía que podía y quería hacer todo. Solo tenía dieciséis años- murmuro- Estaba a punto de cumplir diecisiete, un mes antes, Paul seguía diciendo cosas como que haría algo grande, que sería un día que marcaría la diferencia, en ese momento no lo entendía, pero ahora lo hago, de verdad marcaría la diferencia, marcaría la diferencia entre lo que estaba bien y lo que pasaba los límites- se calló abruptamente.

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora