Capitulo cincuenta y tres.

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Metí el emparedado a mi boca mientras nos dirigíamos a el gimnasio de la escuela.

Papá manejaba como loco a mi lado por que se me había hecho tarde, pero en mi defensa, era por que el vestido floreado que ahora llevaba debajo de la túnica, no me cerraba, entonces eso me retardó. Pero como dije, la culpa había sido de papá, por no saber cual era mi talla y haberme regalado una dos tallas más chico, aunque eso no evitó que me embutiera en él.

Había también planeado hacerme un peinado sofisticado, pero el tiempo me había ganado, así que ahora solo lo llevaba suelto, lacio y peinado. Tampoco me había maquillado, la verdad es que me daba tiempo para eso, pero me había dado pereza y bueno, prefería solo ponerme un brillo.

- Papá aún falta media hora, puedes relajarte- dije al ver la flecha del velocímetro.

Negó.

- No quiero que llegues tarde- me miró de reojo- Es tu graduación.

Sonreí nostálgica hacia él. Había estado todo emocionado sobre el tema, me compro el vestido que ahora mismo me asfixiaba, me había mandado a hacer unos pequeños recuerdos para mis amigos, ósea Daniel y Nicole....y Karen, también había mandado a hacer una tarta.

Dado que había perdido a su proveedor principal.

El solo pensamiento me llenó de una tristeza profunda, pero gracias al cielo volvió a hablar, distrayéndome.

- ¿Estás emocionada?

Miré por la ventana.

- La verdad es que no.

Me miró horrorizado.

- Erin te gradúas del instituto, no sabes lo maravilloso que es eso, empiezas la última etapa de tu vida, quien sabe si regresaras a casa después de irte a Nueva York- se le quebró la voz en esto último.

Lo miré divertida.

- Tal vez solo no me he percatado de la importancia de la situación- solté simplemente.

Me miró.

- Estoy orgulloso de ti Erin- dijo viéndome fijamente, serio- Eres lo más importante que tengo, y me siento el padre más afortunado- aseguró.

Miré mis manos, si lo veía a él seguro lloraba.

- Gracias papá- dije.

Y lo decía enserio.

El gimnasio estaba lleno cuando llegamos.

Papá me dio un beso en la mejilla antes de ir a las gradas y dejarme a mi suerte para encontrar mi lugar entre los asientos, los alumnos estaban parados riendo unos con otros, sonriéndose y sintiéndose orgullosos de haberlo logrado.

Seguro que de ser de otra manera, estaría igual que ellos, en los brazos de alguien, pero en cambio, me encontraba caminando sola hacia mi asiento.

Los directores y maestros estaban todos ataviados en blanco y azul, en el estrado, esperando que tomaran su lugar las personas.

De pronto, una mano se cerró en torno a mi muñeca, haciéndome dar un respingo.

Me volví sobre mis pies para ver a Daniel mirandome sonriente.

Mi corazón dio un vuelco, no me había dado cuenta que esperaba que fuera alguien más.

- Daniel- saludé sonriente.

Me abrazó, apretándome contra él antes de separarse.

- Momia- dijo- Lo logramos.

Sonreí.

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora