Fall For a Trouble.

Capítulo cuarenta.

Me asome para ver con asombro a un Jordán como nunca antes lo había visto.

Llevaba un pantalón de mezclilla, una playera blanca suelta e iba descalzo, su cabello caía mojado sobre su cabeza y estaba inclinado...sobre un piano.

Entonces me di cuenta de donde provenía la melodiosa música.

Tocaba el piano como si estuviera poseído, enserio, se inclinaba y parecía no darse cuenta de nada más a su alrededor, sus ojos no se despegaban de las teclas y...se veía hermoso.

Y tan lejano.

Me acerque lentamente y estaba apunto de tomar su hombro pero me detuve...me lo pensé mejor.

En cambio carraspee.

La música dejo de sonar bruscamente y su cabeza se alzo nuevamente pero no se volvió a verme.

Solo miro a la pared frente a el.

Y yo no sabía que decir.

Pero justo en ese momento se vino una frase a mi mente.

Cuando veía una película con papá hace más de un año, recuerdo haber guardado esa frase en una nota en mi habitación, y hasta la fecha, aún rondaba mi mente.

La recordaba a la perfección:" hay momentos en los que tienes que luchar y hay momentos en los que debes aceptar que has perdido tu destino, que el barco ha zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo... Pero lo cierto es que siempre he sido un iluso."

Tal vez me estaba preparando mentalmente para lo que estaba por venir.

Y justo ahora ese pequeño texto era perfecto para mi.

Por que mi segundo nombre bien podría haber sido ilusa.

Di un paso más cerca en el momento en que Jordán se ponía de pie, aún de espaldas a mi. Me pare en seco.

Observe como sus hombros se tensaban.

- Hola- dije rompiendo el silencio.

Pude ver un escalofrío recorrer su espalda, casi lo sentí.

- Hola- dijo volviendose por fin hacia mi.

Nos miramos el uno al otro por lo que pareció una eternidad, sentí sus ojos recorrer toda mi cara, pero los míos no podían dejar los suyos.

El verde fundiendose en el gris.

- Jordán yo...

- ¿Que tal tu tarde con Jean?

Lo mire sorprendida ante el ácido de sus palabras, podía verlo herido tras sus palabras furiosas, eso era justo lo que lo movía ahora, su sufrimiento.

Uno que yo había causado.

- Solo fuimos por un café- murmure.

Desvió la mirada.

- Fuiste por un café...

- Vamos Jordán estoy intentandolo aquí...

- Te fuiste con otro chico cuando ni si quiera me dirigías la palabra, ¿sabes todo lo que estuve pensando en el día? ¿Sabes cuantas maneras de ir a por ti se me ocurrieron?- escupió furioso.

Esto no estaba tomando el rumbo que pensaba.

- Oye no vengo a hablar de eso, vengo a...

- ¿A terminar conmigo? ¡Pues bien! ¡Hazlo! Si tanto deseas salir con alguien más solo vete- señalo la puerta.

Abrí la boca hasta el suelo, me trague las lágrimas y mire mis pies, sintiéndome miserable, decidida a hacerle caso. Después de todo, había sido demasiado tarde.