Capitulo diez.

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Dos palabras "Exámenes Semestrales"
Esas únicas dos palabras podían poner mi mundo al revés y hacerme querer aventarme de un acantilado.

Esas dos estúpidas palabras significaban cafeína extra, más de cinco barras de chocolate al día, ojeras profundas, estrés a nivel dios y nada de jueguito de blocs en el iPhone.

Me encantaría decir que de hecho, soy una alumna estrella y exente todas las materias, pero no. Tal vez hubiera podido exentar Literatura y Lenguas Extranjeras, en la que aprendía español, o incluso exentar Inglés, pero mi puntualidad no me dejaba exentar ni Informática.

Así que eran las cuatro de la mañana, yo tenía una taza de café frente a mi y un libro de álgebra abierta en mis piernas, mis ojos ardían y solo podía pensar en más cafeína, tal vez me estaba volviendo adicta.

Y no era la única, en la escuela todos eran como zombies, había más peleas que de costumbre y, la única cosa buena, yo no llegue tarde ningún día.

Estaba caminando por el pasillo cabizbaja, casi acababa la semana, estábamos a jueves y faltaba menos para poder ser libre, para poder extender mis alas y emborracharme con chocolate.

Llevaba la sudadera gris de mamá, era una tradición, siempre me daba suerte, unos jeans y mis botas, caminaba mirando el suelo con mi libro de álgebra apretado contra el pecho, como si así pudiera pasar los conocimientos.

Di escasos dos pasos cuando mi cuerpo entero choco contra alguna cosa dura, al principio pensé que era una pared, pero después me di cuenta que era muy poco probable que hubiera una pared en medio de el pasillo.

Rebote en la cosa dura y caí de centón en el suelo, mis nalgas dolían y mis cosas estaban esparcidas a mi alrededor como flores.

Alce la vista para ver al responsable y mi cara choco contra una ya muy conocida.

- Jordan- murmuré molesta.

Este me dedico una pequeña mirada, alzo una ceja y me di cuenta que mi frizeado cabello había salido de debajo de su escondite en mi capucha.

Volví a subir esta y lo mire esperando una disculpa o una ayuda.

Se agachó y junto mis cosas con una mano veloz, ignorando por completo mi presencia y mi dolor de trasero, después de recoger todo me tendió una mano y ayudo a levantarme.

Lo mire extrañada, ningún comentario, una mirada divertida, nada, a este punto incluso yo me creía que éramos desconocidos, el no hacia ningún signo de reconocimiento.

Tal vez es lo que yo pedí, que el chico no me volviera a hablar pero...

- Lo siento- su voz fue indiferente, la misma voz que le conocía antes de las tutorías, la única.

Hice un mohín.

- Mi trasero duele- murmure.

Me di palmadas mentales, ¿de verdad Erin?

Me miro unos segundos más antes de dar media vuelta y seguir su camino hacia la salida.

Mire su espalda, los músculos flexionandose con cada paso, el chico si que sabía hacer su papel, ahora era como si nunca hubiéramos hablado.

"¿No es lo que querías Erin?"

La molesta vocecita en mi mente hablo, bien, si, es lo que quería, pero eso no significaba que...no, no significaba nada, no podía significar algo.

Seguí mi trayecto a clase intentando no chocar contra nadie más en el camino.

¿Quieren una reseña del resto de mi día?

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora