«Resilience»
-Part 3: A Herd, A Family-
Cuando SeongHwa despertó, se sintió desorientado, perdido en una completa oscuridad. Hubiera entrado en pánico por no recordar nada hasta que pudo sentir e identificar un aroma en especial; era una mezcla exótica entre lo suave del sándalo y lo fuerte de los árboles de pino, junto a un casi inexistente olor a hojas de menta.
Se sintió tan relajado que todo sentimiento negativo se alejó de su cuerpo, quedando solo la agradable sensación que le dejaba el sentir ese aroma. Inhaló y exhaló, lento, profundo, sintiendo cómo su corazón era envuelto por una dulce calidez que le gustó tanto que también quiso sentirlo entre sus brazos.
Pero cuando estiró una mano, lo único que lo recibió fue el frío vacío a su lado, el cual se instaló nuevamente en su corazón como un veneno sin cura.
Abrió lentamente los párpados. Estaba acostado en su cama, solo, con la mano extendida sobre las mantas. Las apretó en un puño cuando regresó a la realidad.
Entreabrió los labios al recordar su presencia junto a él al despertar en años pasados, la tierna sonrisa aún tímida que le regalaba a pesar de todo el tiempo juntos, y ese brillo en sus ojos claros que solo podían demostrarle una cosa: Amor.
Su toque en su mejilla con su mano tibia, el roce de sus labios contra los suyos seguido de un susurro de buenos días, seguido de la presencia energética de aquella niña que procuraron criar con cariño a pesar de su juventud e inexperiencia, y su risa era la primera melodía que aprendió a apreciar más allá del simple gusto.
Ahora no era nada más que una ilusión. Un recuerdo guardado de entre otros miles a su lado.
Estuvo mirando ese espacio un largo rato, respiró una vez más el aroma impregnado en las sábanas, para finalmente sentarse. Las mantas se deslizaron descubriendo su torso semi desnudo, cubierto la mayor parte por vendas con manchas que iban de un verde claro (ungüento natural) hasta el rojo de la sangre. SeongHwa movió sus brazos en círculos, sintiendo sus huesos tronar y cómo sus músculos se estiraban poco a poco.
Procedió a quitarse las vendas del cuerpo para mirar su piel canela. Estaba totalmente curado, sin rastro alguno de las heridas hechas por la brutal pelea contra los Lobos de la otra manada, ni siquiera una mínima cicatriz.
SeongHwa no tenía muchas marcas visibles en el cuerpo a pesar de haber pasado por muchos daños en el pasado. Esas marcas eran las que decidió dejar en él como un recordatorio fijo de cómo se las hizo, teniendo cada una un significado distinto. Mayormente casi todas eran para recordarle sus errores más graves, momentos más difíciles, y unas más insignificantes las portaba con cierto cariño. A pesar de ser vistas todavía como un signo de vergüenza en su mundo, él las portaba con orgullo y sin temer a lo que dirían, ya que eran parte de sí y de su historia. Tal y como su padre le había enseñado una vez.
ESTÁS LEYENDO
𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐲 𝐌𝐨𝐨𝐧 「𝙊𝙢𝙚𝙜𝙖𝙫𝙚𝙧𝙨𝙚/𝙁𝘾𝙑」
FanfictionLas almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse. En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...