Las almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse.
En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...
[Advertencia: Descripción de ataque de pánico y pérdida del control emocional. Para aquellos lectores sensibles a este tema, se recomiendadiscreción]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Supo que SeongHwa lo había sentido cuando su pecho se regulaba y su corazón se desaceleraba poco a poco. Dejó de gruñir para respirar con profundidad, y sus iris iban dejando atrás el rojo para dar paso al dorado, mezclándose y deslizándose entre ambos colores como agua y aceite.
Eran un caos hipnótico que atrapó a HongJoong por completo.
—Tranquilo —HongJoong se acercó un poco más para que pudiera oírlo, sin ser capaz de desviar sus ojos de los ajenos-. Ya todo está bien. Ya pasó, SeongHwa...
—T-Tú...
HongJoong forzó, obligó a sus labios fríos y secos a sonreír con suavidad bajo la atenta mirada de SeongHwa, viéndolo regresar a la normalidad sin prisa. Con su pulgar le acarició lentamente la piel, oyendo un suspiro ligero. Eden y Sonja seguían sujetándolo, atentos a cada movimiento.
—Tranquilo —repitió, extendiendo la otra mano temblorosa para rozar con la punta de sus dedos la mejilla de SeongHwa—. Ya estás en casa, ya estás con nosotros. Así que por favor, quédate tranquilo...
—HongJoong...
SeongHwa tembló, y bajo el agarre de su tío y hermana, su cuerpo colapsó hacia delante. Sus ojos se nublaron y dejó de oír lo que ocurría a su alrededor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El primer impulso que tuvo fue rodearlo con sus brazos al tiempo en que el cuerpo de SeongHwa caía sobre él. HongJoong quedó brevemente pasmado para después volver de golpe a la realidad, aferrándose a su espalda. Pronto comenzó a sentir cómo la sangre que cubría a SeongHwa lo manchaba, sintiéndola aún húmeda y viscosa en sus manos. Había heridas sin cerrar ahí todavía.
