Las almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse.
En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...
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Las puertas fueron abiertas, y una mujer entró. Llevaba puesto un uniforme de enfermera de tonos grises, y el cabello negro corto arreglado en dos trenzas pegadas a su cabeza, que se vislumbraban bajo su cofia. Sus ojos cansados acentuaban la falta de expresión en su pálido rostro.
—¿Kim HongJoong? —preguntó con un tono neutro, llamando la atención de la manada.
HongJoong, quien estaba revisando las cosas que habían traído para él, se enderezó y miró a su dirección.
—¿Sí?
—Venga conmigo, por favor —la mujer hizo un ademán casi robótico hacia la puerta. En las mangas de su uniforme destacaban dos franjas de color verde—. Y traiga el bolso que se le entregó.
Horas antes de eso, la tensión entre los miembros de la manada era casi palpable.
San se había calmado y tomó lugar en una de las camas con su pareja. SeongHwa no perdió tiempo y se disculpó con todos, haciendo una profunda reverencia. En especial con MinGi y JongHo, a quienes obligó a actuar de manera salvaje por medio del Pacto que los unía. MinGi fue más accesible que JongHo quien, con cierta aspereza en la voz y sin mirarlo a la cara, afirmó que se necesitaría de mucho más que eso para poder olvidarlo.
SeongHwa lo entendió. Les había hecho daño, rompiendo la promesa que hicieron tiempo atrás.
HyunJin y JeongIn tuvieron problemas para no mostrar su miedo ante la presencia de SeongHwa. JeongIn en especial fue quien se mantuvo al margen, temeroso de la nueva imagen que tenía de su Alpha. HyunJin adquirió instintivamente una faceta más recelosa en pos de proteger a su hermano menor. Nadie los culpaba. Tener a un Licántropo medianamente funcional cerca ponía en alerta sus instintos primarios. Todo el avance que habían tenido con SeongHwa se revirtió nuevamente hasta el punto de inicio.
Eden, MinGi, WooYoung y GeonHak, se reunieron fielmente alrededor de su líder y hablaron en privado. Los demás les dieron el espacio, concentrándose en revisar lo que los Pacificadores les habían dado en mochilas de viaje. Las prendas no fueron mucho del agrado de todos, pero no tenían otra alternativa. La comida era fiel a la dieta herbívora, repartida en raciones militares. El agua fue lo primero que consumieron sin rechistar.
HongJoong fue el primero en ofrecerse en ayudar a los menores a darles de comer, ya que difícilmente podían meter la comida a través de los bozales, y no podían maniobrar mucho con los guantes de contención, que ni siquiera eran de su tamaño. El resto demostró que podían manejarse sin mucho esfuerzo.
HyunJin y JeongIn no lo rechazaron, aceptando cada bocado con gusto. JeongIn fue el que se apegó a él como sanguijuela cuando estuvieron cerca, buscando consuelo en su arrullo. Para que alguien de su edad siguiera teniendo ese comportamiento propio de un infante, era una prueba sólida más del trauma que adquirió tras la separación prematura del seno de su madre.
