Las almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse.
En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...
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—Necesitaré unas raíces. Están ahí.
MinGi miró hacia el lugar que Eden indicaba. Un pequeño tarro de barro (que de seguro apenas y era del tamaño de la mitad de su mano) ubicado en la parte alta del estante en la habitación, tapado con una tela asegurada con un par de vueltas de hilos. Lo alcanzó y se lo pasó a su mayor, quien tenía en mano otros ingredientes envueltos en saquitos de papel amarillento, con algunas manchas alrededor.
—Gracias. Vuelvo en un momento.
—¿No requerirá ayuda, Hyung?
Eden negó con la cabeza.
—Es mejor que te quedes con HongJoong. Le serás de mayor ayuda si a Sonja se le ocurre querer levantarse, o si vuelve a vomitar.
HongJoong y MinGi lo vieron salir cerrando la puerta cuidadosamente. A parte de Sonja, eran Eden, MinGi y SeoHo los miembros con cierto conocimiento médico natural, aunque Eden sabía un poco más que los otros dos.
HongJoong se sentó al borde de la cama mientras MinGi en un pequeño taburete que había traído mucho antes. Vio a Sonja removerse un poco más bajo las mantas, y no pudo contener un suspiro. Hacía aproximadamente media hora que estaban intentando averiguar qué era lo que tenía, o mejor dicho, era Eden quien se encargó de revisarla como era debido. Tuvieron que limpiar el suelo a un lado porque Sonja había vomitado, siendo más jugo gástrico con algo de sangre y otros fluidos que comida en sí, y para cuando lo volvió a hacer a los minutos ya tenían una cubeta lista. En esas dos ocasiones Eden tuvo que sujetarla de una forma en específico para evitar que se ahogara con su vómito. La mantenían con la cabeza mojada al igual que el pecho y el cuello con un trapo húmedo para mantener su temperatura corporal bajo control, lo cual parecía funcionar hasta el momento. Al menos sus desvaríos habían disminuido.
Al final, cuando se volvió a dormir, Eden llegó a una conclusión:
—Es posible que tenga una infección o que su cuerpo esté reaccionando ante tanta presión —dijo hablando más para sí. Le acomodó el pelo y las mantas a la Loba antes de enderezarse—. Aunque es muy poco común que suceda en los carnívoros, al ella ser una Delta lo hace más complicado.
—¿Por qué influye tanto su clase en eso?
Eden miró a HongJoong con una expresión difícil.
—Influye mucho más de lo que crees, HongJoong. Las Deltas son alfas fallidas. Su fisiología femenina no es capaz de soportar las feroces hormonas alfa, volviéndolas seres... un tanto frágiles. Y terminan siendo lo que llaman un "fallo" natural. Se las nombró como aquellos machos alfa que en el pasado eran dominados por otros, de ahí su clasificación; "Deltas". Pero estas ya nacen así por defecto, lastimosamente —su ceño se frunció, sintiendo cómo una extraña congoja rodeaba su corazón, sin reflejarlo en el exterior— . Por algo fueron despreciadas en el pasado hasta hoy en día, donde son consideradas una extrema rareza. La gran mayoría de las mujeres no sobrevivían mucho después de nacer, pero las que sí, no eran capaces de controlarse totalmente a sí mismas, ni qué decir en sus celos, los cuales pueden costarles la vida en las primeras ocasiones por su nivel de intensidad.
