Las almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse.
En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...
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SeoHo miraba a través de la ventana cómo los pequeños copos de nueve caían con lentitud. La nieve comenzaba a juntarse bastante en el claro frente a la madriguera, luego tendrían que trabajar para sacarla, cuando llegara el resto de la manada.
No era de ponerse nostálgico sin algún motivo, siquiera había tiempo para eso; pero luego de todo aquél espectáculo inesperado, en ese momento necesitaba un descanso emocional para sí mismo. El suave aroma de las flores lavanda que poseía en un frasco con otras hierbas naturales, se dispersó poco a poco en el aire para traer calma al ambiente, y tratar de erradicar todo olor negativo que hayan desprendido minutos atrás.
Inhaló y exhaló lentamente. Cerró el frasco y lo guardó en uno de los gabinetes de la cocina para regresar a la ventana.
WooYoung se había llevado de regreso a San a la habitación que compartían después de comer algo. San no habló mucho durante el rato que estuvieron, y prefirió no hacerlo, a parte de soltar uno que otro comentario con los cachorros y su pareja. Sabía que a SeoHo le incomodaba su presencia, así que le daba su debido espacio como buen compañero omega.
WooYoung ya no salía tanto con los Lobos, aunque la rutina de vigilia no fuera todos los días. Ahora que su pareja estaba esperando un cachorro, no quería alejarse demasiado de él. Y cuando salía lo hacía casi a regañadientes y por órdenes de San.
Los Lobos no iban a tardar demasiado en su rutina con el Alpha, recorrían lo más que podían el territorio de la montaña para asegurarse de que todo estuviera en orden; pero eso no evitaba que SeoHo pudiera sentirse un poco inquieto ante la gran ausencia. Especialmente por el más joven lobato. Xion no tenía mucho tiempo que salía con ellos, aún estaba en entrenamiento por parte de GeonHak, con ayuda del resto. Aunque ya tuviera la edad necesaria para salir, SeoHo seguía sintiéndolo como un cachorro pequeño que buscaba por él ante el mínimo miedo que tuviera.
Xion admiraba a sus mayores en su forma lobuna, podría decirse que un poco más a SeongHwa. Quería demostrar que podía ser un Lobo a su altura.
Era sabido que los jóvenes seguirían los pasos del Alpha por lógica. Aun así no podía evitar ponerse un poco celoso por ello. Hasta su pareja parecía entenderlo mejor que él.
Miró sobre su hombro a los actuales cachorros más jóvenes de la manada. HyunJin y JeongIn estaban de nuevo sobre el sofá en su pequeño e improvisado nido, mirando atentamente cómo Eden les enseñaba a hacer una pequeña ave de papel. A SeoHo le gustaba la sonrisa de ambos al ver la obra terminada. Pronto Eden les tendió un pedazo de papel café a cada uno para que también lo intentaran.
El movimiento afuera le regresó la atención. Un gran Lobo apareció de entre los árboles, caminando con las orejas en alto y la cabeza fija al frente; era SeongHwa. Habían regresado. A su izquierda venía de la misma forma la Loba, y el Lobo marrón con negro a su derecha, ese era MinGi. JongHo y DongJu venían detrás, al último, GeonHak, con la cabeza bien en alto guardiando las espaldas, cuyo pelaje gris oscuro estaba cubierto por una fina capa de nieve al igual que el resto.
