Las almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse.
En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...
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El Alpha le sonrió al cachorro. Si bien antes no eran ciertas sus palabras, iba a darles una oportunidad por Sonja. La fortaleza que JeongIn demostró al soportar todo lo posible el terrible dolor de la primera transformación, era de admirar. Más cuando no era una natural. Sonja no hizo bien en desobedecerlo por el peligro al que se exponía, pero había salvado aunque sea dos vidas inocentes de tener un final trágico. Su hermana era muy valiente.
Algo en su mente le ordenó mirar a la cabaña. Sus pupilas se dilataron reconociendo ese cabello rubio ceniza ahora decorado con un elegante mullet.
HongJoong.
Sus ojos brillaron luego de verlo desaparecer por la escalera. Cerró sus labios y su mirada cambió por un instante, luego la desvió hacia un lugar distinto. Solamente Eden se percató, y le sonrió ladinamente.
—Bienvenidos, joven SeongHwa, MinGi, GeonHak. —saludó el Lobo mayor. En respuesta los tres hicieron una corta reverencia a su persona.
Sonja se volvió a acercar aliviada con el resto para recibirlos de manera adecuada; ella acunó el hocico de JeongIn entre sus manos para darle la atención correspondiente, HyunJin la acompañó.
Los dos Lobos con el Alpha cambiaron a su forma humana luego de dejar las pequeñas presas junto al cuerpo del alce.
—Se supone que traerían para el desayuno solamente. Esto da rozando dos días.
MinGi rió levemente ante el comentario de su amigo.
—A SeongHwa hyung le pareció mejor traer para la cena también, JongHo, así no salimos durante la noche —dijo, y le entregó un par de liebres—. El niño...
—Tal y como lo piensas. —susurró JongHo tomando las liebres por las orejas.
Cuando GeonHak apenas regresaba a su forma humana fue recibido por un abrazo de Xion, haciéndolo sonreír. SeoHo se acercó a su pareja para recibirlo con un suave beso.
—Papá, JeongIn...
—Lo veo, Xion —le murmuró con su grave voz, separándose poco a poco—. ¿Sufrió demasiado? —preguntó a SeoHo.
JeongIn se había acostado en el suelo visiblemente agotado, gimiendo un poco. SeoHo se remojó los labios viendo a la hembra de la manada hacer su trabajo de calmarlo.
—Sus gritos te llegaban al alma —afirmó en un leve suspiro acariciando los cabellos de su cachorro; Xion se dejó hacer—. Ocurrió un poco antes de que llegaran.
SeongHwa había metido las manos en sus bolsillos caminando hacia la casa en silencio, no ordenó nada, su manada ya sabía qué hacer. El Lobo negro se le acercó por un costado.
—SeongHwa hyung...
—Después, WooYoung. Ve a ayudar a Sonja, por favor. —le cortó con voz neutra pasando de largo tras mirarlo brevemente.
