Las almas destinadas son unidas por un lazo invisible que perdura hasta el fin de los tiempos. Viven varias vidas buscándose, estirando el hilo, enredándolo, hasta encontrarse.
En medio de la oscuridad, emerge una criatura enorme, espléndida, feroz...
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A HongJoong lo despertó algo en particular.
Se percató de que no estaban en la misma posición en la que durmieron. Él se encontraba de costado, con el cuerpo del alfa pegado posesivamente a su espalda en posición de cucharita. Una de sus manos estaba entrelazada con la suya, teniendo la otra metida bajo su polera, tocando la tibia piel de su vientre donde sintió seguridad y cierto control en esa posición. SeongHwa seguía dormido, por su respiración tranquila contra la curvatura de su cuello.
Llevó con lentitud su mano libre hacia su vientre para colocarla sobre la mano de SeongHwa, quien casi de inmediato emitió un bajo gruñido. Dio un suave apretón a su vientre y se pegó más a su cuerpo —si es que era posible—. De igual forma acomodó la cabeza para tener más acceso a su aroma, soltando el suyo a la vez, suspirando sonoramente al final.
HongJoong no se quejó, sin poder evitar que su omega ronroneara en su interior, lo que causó un ligero estremecimiento en su pecho. Es más, eso sirvió para confirmar sus sospechas de que otro cambio había surgido en él ese día.
Su temperatura había aumentado un poco —especialmente en su bajo vientre— y, por la manera en que SeongHwa insistía en mantener su rostro en su cuello, su olor había cambiado a uno más dulce. Le era extraño que eso no lo haya despertado. En todo caso, sería SeongHwa el que se despertara primero, buscando tener más... contacto.
Pero tal parecía que le bastaba con tenerlo cerca. Miró pensativo hacia la ventana cubierta por las viejas cortinas, analizando su situación. Ese calor en su vientre días previos al celo no era algo que había sentido anteriormente en la ciudadela —lo normal era que el calor llegara de golpe en la fecha, y fuera general—. Sabía que no era algo que sucediera en todos los celos de un omega, estando en solitario o en la presencia de cualquier alfa. Y si sucedía, era porque su cuerpo había elegido al alfa con quien lo iba a pasar.
Su propio cuerpo eligió naturalmente a SeongHwa como su compañero. Como el padre, de sus futuros cachorros.
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