Capítulo 49

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Al día siguiente, ya viernes y día del esperado evento, bajé a desayunar junto con Khris. Ahí nos sentamos con Thomas, y para mi sorpresa, Eva. El rubio se mostraba contento por la presencia de la chica ojerosa y pálida en la mesa y comenzó a hacerle plática animadamente ignorándonos a Khris y a mí.

Cuando nos ordenaron retirarnos, permitiéndonos llevar comida a nuestras habitaciones, todos nos levantamos. Khris tomó algunos frutos y galletas, Thomas también, pero ni Eva ni yo tomamos nada.

— ¿Puedo hablar contigo? —le pregunté en un susurró, dudó pero tras apretar sus labios resecos asintió y ambas nos quedamos con el pretexto de buscar más comida.

Esperamos hasta que prácticamente el salón estuvo vacío, a excepción claro, de los meseros y trabajadores que entraban a mover todo. Eran muchos más de la cuenta y por lo que había dicho Thomas durante el desayuno sólo habían sido contratados para ese día en especial. En el salón principal y los jardínes habían más adornando todo.

— ¿Qué quieres? —me preguntó Eva abruptamente, tratando de rodear su cuerpo con sus brazos. Se veía tan frágil que el tono de voz que había empleado no concordaba con ella.

—Deberías de comer mejor —le dije sin poder evitarlo. Eso no era de lo que quería hablar pero había visto que solo había ingerido un par de uvas y media gelatina.

—Deberías no meterte en lo que no te importa —contestó de vuelta y no pude evitar recordar su corta estadía con Khris y conmigo, en la habitación. Por unos días pareció feliz, incluso recordé el abrazó que nos habíamos dado ¿Dónde había quedado la comprensión y empatía?

—¿Por qué cambiaste tu actitud conmigo? —pregunté después de suspirar—. ¿Hice algo mal o te ofendí? Pensé que estar en la habitación te haría bien.

Ella rio irónicamente.  Aún había pocos alumnos pululando cerca pero ninguno nos miraba.

—Yo también lo pensé —dijo en tono neutral mirándome a los ojos—. Pero no podía verte, saber lo que te pasaría y estar bien.

—¿Eh? —no entendía. Ella se acercó más hasta que pude sentir su aliento en mi cara.

—Yo escuchaba lo que Abraham e Iván querían hacerte. Escuché su plan. Traté de decírtelo pero le temo más a ello. Te dije que sufrirías más.

No había remordimiento en ninguna parte de rostro pero saber eso no me ofendió. Ella no era una persona con carácter o fuerza y para esos momentos ya había comprendido y aceptado que nadie pudo haber evitado que Abraham abusara de mí. No podía culparla a ella, no viendo como se desboronaba.

Un mesero paso con varias charolas a nuestro lado y me empujó sin querer. Se disculpó no muy sinceramente y se fue. Yo respiré profundo y hablé:

—Todo este tiempo pensé que te lastimabas a ti misma por lo que Cristopher te obligaba hacer; todos lo pensaban, lo piensan, y tú nunca desmentiste nada, al contrario, parecías realmente una víctima y... —las palabras quedaron atoradas en mi garganta, en mi cerebro y me petifrique.

Mi vista se nubló y la incredulidad recorrió cada facción de mi cara mientras él me miraba fijamente. Parpadeé tratando de enfocar pero la imagen no cambiaba y no podía ser real. Era... él.

Eva dijo algo, algo ofensivo deduje por el último empujón que me propinó al salir y dejarme sola, viendo una ilusión. Sí, eso debería de ser, seguro aún estaba dormida, o mis nervios ya habían claudicado y ya estaba loca porque era imposible que ese chico que me miraba fijamente fuera Dylan.

¿Dylan Bloom en Achievers? ¿A menos de cinco metros de mi? Imposible. 

Recordando que días antes me había parecido ver a mi hermano controlé mi respiración y me di media vuelta. Era definitivo... estaba alucinando.

Al Límite [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora