—Supe que ayer hablaste con el Sr. Moore —me tensé ante la voz y las palabras.
Me encontraba a punto de atravesar las puertas principales de Achievers para salir al patio. Las alarmas habían sonado pocos minutos antes, avisando el comienzo de otro día de castigo; el segundo. Los pasillos aún estaban desiertos pero ya se escuchaban murmullos y quejas. Me voltee hacia el sonido de la voz.
—Lo hice —acepté aunque no fuera necesario. Era obvio que Cristopher se lo diría, a él y todos los que estuvieran con ellos.
Iván se alejó se la pared donde estaba apoyado y se acercó a mí. No me moví.
—Confío en que no habrás cometido ninguna tontería —dijo moviendo mi corto cabello con una mano. Quise alejar su tacto pero fue demasiado fugaz. Estaba frente a mí, sus ojos cafés penetrando los míos—. Serias muy estúpida si decidieras meterte conmigo. ¿Qué le dijiste a Moore? —Inquirió.
No pude evitar reírme en su cara. Él tensó la mandíbula.
—Por favor, si lo que tienes es miedo a que le haya dicho lo que casi me hacen en mi habitación, o es su defecto, el trato que me das, estas muy equivocado. Hice un trato con Sarah y dado que ya cumplió no veo porque temes. Yo soy una persona de palabra —Iván bufó y movió su cabello castaño aún lado de su rostro.
— ¿De palabra? Eso no vale nada. No confió en ti —admitió mirándome a los ojos.
—En mi mundo eso vale todo —dije. Ya se escuchaban pasos cerca, di un paso al lado para irme pero él lo impidió sujetando mi muñeca con la fuerza necesaria para lastimarme. Mi respuesta no lo había agradado.
— Solo quiero que sepas que no te debo nada. Y que no se va a hacer tu santa voluntad cuando truenes tus dedos. Esta es la última vez que se hace algo por ti —sonrió de manera malvada—, lástima que hayas desaprovechado tremenda oportunidad con algo tan tonto.
Un grupo de tres chicas apareció y nos miraron de forma inquisitiva. Iván me soltó y sin otro gesto o palabra, salió del edificio. Dejé que las chicas salieran primero y mientras sobaba mi muñeca me tensé al escuchar el comentario de una:
—Tan pronto anda de puta.
Titubee unos segundos entre ir y dejarle claro que lo que yo tenía de puta ella lo tenía de superficial pero no quería problemas, además, una persona me lo impidió.
—Espero que hoy si des todo lo que tienes allá fuera —Cristopher estaba frente a mí con ropa deportiva en color negro y zapatos deportivos en verde chillón. Su cabello estaba mojado y desprendía un fuerte olor a colonia. Di un paso atrás.
Abrí la boca para responder pero no supe cómo. Era la primera vez que se dirigía a mí de una manera no agresiva y con aquel tono de voz calmado. Estaba siendo amable conmigo y eso me alertó. El silencio se cernió entre nosotros por un incómodo minuto, después él sonrió.
—Vamos Juliette, eres buena deportista. Quiero competir contigo —mi cara de estupefacción lo hizo soltar una carcajada—. Sin trampas, lo prometo —agregó. Cada palabra me hacía tensarme más. No estaba siendo para nada agresivo y era la primera vez que manteníamos una conversación sin amenazas o pelea de poder en medio.
—No me fio de ti —acepté ignorando lo que al parecer fue un cumplido hacia mí. No tenía ni idea de lo buena que era, la excelencia que había adquirido durante años de castigos.
—No me sorprende —se encogió de hombros y comenzó a caminar a la salida.
Una vez más cedí el paso. A unos pocos centímetros de la puerta se volteó y dijo lo suficientemente alto para que lo escuchara:
ESTÁS LEYENDO
Al Límite [En Edición]
Genel KurguJuliette ha crecido bajo la autoridad, castigos y normas del teniente Cooper Sherwood; un hombre rudo, machista y con poco tacto. Y con George, su hermano mayor. A pesar de lo diferente y cruel que es su vida ella lo acepta, pero una decisión camb...