En qué momento de mi vida toda se había venido abajo, en qué momento deje de ser aquella pequeña risueña que se reía hasta del chiste malo que Rose solía contar. En qué momento dejé de vivir una vida que en realidad no era verdad; que estaba sumergido en un mundo lleno de mentiras y que no duró mucho en explotar. Haciendo que la realidad golpeara de manera dura. Ciertamente, algo dentro de mí, decía que no era normal la forma que Samantha nos trataba a Peyton y a mí; era una enorme diferencia que hasta un ciego podía notar. Pero, siempre intente verle un lado positivo; aunque no lo hubiera.
—¿Por qué tenía que ser así?
Duele tanto las mentiras, la traición, duele el engaño en el que viví toda mi vida. ¿En qué momento mi mundo se derrumbó? Los problemas los estaba llevando a los entrenamientos, haciendo que me costará la titular en los partidos más importantes de la temporada.
—¿Que pasa contigo?—Me mira el entrenador.
—Nada—Le digo, desviando la mirada.
—Sea lo que sea que te esté pasando, no puedes llevarlo al terreno de juego.
Le mire—No lo hago.
—¿No? Summer, estuviste toda la semana distraída.
—No volverá a pasar.
—No, no pasara porque no jugaras.
—¿Qué?
Suspira—sé que necesitarás tiempo para resolver eso que te está matando y cuando lo hayas resuelto, podrás volver a ser titular.
—No puedes hacerme esto.
—Es por tu bien y el bien del equipo. Podrás venir a los entrenamientos, pero no a los partidos.
Siempre me había considera una persona fuerte, pero jamás pensé que algo así fuera a desequilibrarme.
—No sabemos qué le sucede a Summer, pero esperamos que este bien—dice una de las chicas de un programa de chismes.
—Ha sido una de las mejores jugadoras de nuestra selección femenina y...—sin más apago el televisor.
Suspiro y voy a la cocina por helado—¡demonios!—digo entre dientes.
Suspiro y tomo las llaves de mi auto, en cuanto abro la puerta veo a Jimmy, Nala, Danny, Julián, Rose y mi padre—Ah no, no quiero hablar con nadie—les digo, antes de que dijeran algo.
—Debes escucharnos Summer.—Dice mi padre.
Sonrío—no.
Camino hasta la puerta de mi auto—¡Summer!—Dice Rose.
—De nada sirve que hayan venido, porque no quiero ver a nadie.
Subo al auto y me coloco el seguro; al momento que veo a Jimmy acercarse a mi auto.-Por favor Summer, escucha lo que tenemos que decir.
-¡No!-Enciendo el auto y me marcho a toda velocidad, las lágrimas nublan mi visión, los recuerdos invaden mi cabeza haciendo que llore y la rabia me consuma.
—Te amo tanto pastelito, tanto que por ti daría mi vida—dice mi padre sonriendo.
Sonrió—eres el mejor padre del mundo.
—¡No era necesario mentir!—Gritó con todas mis fuerzas.
Detengo el auto y bajo de él, gritando. Aquella rabia me estaba consumiendo, esa misma rabia que me estaba quemando por dentro, caigo de rodillas recordando aquella vez que me llevó en su hombros caminando por las atracciones de Disney y dijo que era más hermosa que aquellas princesas, ese día que estuvo ahí en mi primer partido siendo profesional; el vestía la camisa con mi número en el dorsal.
—Estoy orgulloso de ti princesa, no permitas que nadie te diga; que no puedes—acaricia mi mejilla.
Las veces que Jimmy estuvo ahí sonriéndome cuando perdía un partido en la escuela o en la universidad.
—Todo estará bien, no es el primero ni el último, su equipo es el mejor y se que saldrán de esta mala racha.
Cuando me dijo que me ama y nunca le creí; me siento la persona más idiota del mundo.
—Summer, por favor, somos las mejores amigas y sabemos cuándo no estás bien—me dice Nala.
—Es Jimmy, el aún me gusta—les digo al borde de las lágrimas.
—Oh mi vida—dice Rose.
Me comienzo a reír—te escuchas como mi padre.
—¿Disculpa?—Lleva su mano al pecho.
—Disculpada.
Las lágrimas corren por mis mejillas.
—Que las cosas que están pasando no arruinen los buenos momentos en compañía de las personas que tanto te aman.
Mi garganta me arde de tanto gritar, mis manos me duelen de tanto golpear el suelo, la rabia me sigue consumiendo. Me siento como un idiota, deje que Samantha y su recuerdo arruinara mi vida; de nuevo.
Cuánto hubiera dado por conocer a la mujer que me dio la vida, por sentir sus brazos, que me diera consejos, quizás estando ella todo sería distinto. Quizás ella me habría dado todo el amor que Samantha nunca me pudo dar.
-¿Por qué?-susurré aún llorando.
Las gotas de lluvias comenzaron a caer sobre mí y el suelo, no me importaba mojarme y enfermar. La verdad ya todo me había dejado de importar—Ay mi cielo—escuchó la voz de mi abuela.
>>Ayuden a mi nieta.
Me ayudaron a levantarme y a caminar hasta donde estaba mi abuela.
—¿Abuela?
—Tenemos mucho de qué hablar Summer y me vas a escuchar quieras o no.
—Pero...
—¡Nada de peros! Estas arruinando tu vida y eso tu madre no me lo perdonará jamás.
—Abuela...
—Sube al auto Summer—dice sería—o conocerás el poder de mi bastón.
—¿Usas uno?
—No, pero podría comprar uno solo para darte una lección.
Subí al auto y me senté junto a mi abuelo—hola abuelo.
—Hola linda—me sonríe, levemente.
—Mira como estas—dice mi abuela—ni en un partido te viste tan sucia como ahora.
—¿Te llamo mi padre?
—No soy ciega para darme cuenta de que arruinas tu vida por una bruja que escupe veneno.
Miro por la ventana, aún recordando las veces que otras niñas presumía que su mamá a pasar una tarde de chicas y hacían miles de cosas, mientras yo me quedaba en casa.
-Mamá, ¿puedo ir con ustedes?-Le pregunte cuando tenía 7 años.
-Aún eres muy pequeña Summer, quizás cuando seas más grande.
-¿Con quién me quedaré?
-Yo me quedaré contigo hermosa-me dice aquella mujer, que muchas veces se quedó conmigo y ayudaba en casa con la limpieza y la comida; ya que, Samantha no sabía ni siquiera sabía usar la cocina.
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Hola mis amores, espero que estén bien y les guste este nuevo capítulo.
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What we thought was lost
FanfictionNo te enamores del vecino, era lo que una y otra vez se repetía Summer. Tiempo atrás, sólo creyó que sería algo pasajero, sin embargo, con el pasar del tiempo se fue arrepintiendo de la peor decisión que pudo tomar cuando era adolescente. Ahora, de...