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Sostengo mi mochila sobre mí hombro esperando que el autobús llegase para poder irme a Washington y aunque iba a demorar aproximadamente 5 horas, no me importaba.

El fin de este viaje por carretera me ayudaría a pensar, distraerme y conocer un poco más de mi país, pero, sobre todo, con la mayor ilusión de que esté viaje me ayudase a analizar mi situación con Jim; esta vez pensé, girando mis ojos, pues él, era el motivo de que mi cabeza doliera y me sintiera confundida.

—Autobús 105, saliendo para Washington—avisa un chico, de pie a la mitad de la estación.

Tomo aire profundamente, por más de dos horas estuve imaginando a Jimmy corriendo desesperado, esperando a que me gritará que me ama y que no podía aceptar quedarme en Washington o en París; hacía diez minutos que mi representante me había llamado diciendo que el PSG femenino tenían sus ojos puestos en mí.

La verdad, nunca había pensado en salir de mi país, en alejarme, aunque sea por un tiempo de Jim. Muerdo mi labio inferior, sacudiendo todos mis pensamientos y volviendo a la realidad, no podía seguir pensando en tonterías, cuando un autobús estaba a punto de salir—me regañe, mentalmente.

Así que, camino hacía el lugar donde estaba el chico. Revisa mi boleto y señala el autobús. —Gracias—le digo y el me sonríe, para hablar con una familia que estaba pidiendo información.

Me acerco a un grupo de personas que estaban por subir, pero el chofer estaba revisando que todo estuviera en orden. Miro al interior de la estación y mis ojos se comienzan a llenar de lágrimas, tal vez este sea el adiós, tal vez sea este, el momento en el que al fin podré tomar una decisión.

Al llegar mi turno, le entrego mi boleto al señor, quién lo revisa detenidamente. Desvió mi mirada por última vez al interior, con la imagen en mi cabeza de Jimmy corriendo por el pasillo hacía mí—¿Señorita? —Una voz masculina, me saca de mis pensamientos.

Miro al frente y veo al señor, que me entrega el boleto con una sonrisa—Lo siento.

—Puede subir.

—Gracias—susurro.

—Su asiento esta al fondo a la derecha.

Ingreso y algunas personas ya estaban sentadas en sus lugares, otros asientos estaban vacíos. Camino en busca del número que me asignaron y al llegar, me siento dejando mi mochila en el suelo.

De nuevo los pensamientos invaden mi cabeza, las preguntas hacían que mis ojos comenzaran a llenarse de lágrimas; otra vez. Pues, que pasaría si aceptaba irme con alguno de los dos equipos, que pasaría si decido a quedarme a esperar a un amor que quizás nunca existió y es lo más probable hayan sido señales erróneas.

Suspiro de nuevo, mirando por la ventana.

—Disculpe, ¿está ocupado? —miro al hombre, de ojos marrones y cabello castaño, que señala el asiento que estaba a mi lado.

—Oh, no—me acomodo y él se sienta junto a mí.

—¿Primera vez que viajas en autobús? —Me pregunta.

—No—le digo, mirando por la ventana.

—El mío si, nunca había salido de aquí, —dice algo nervioso— ¿a dónde vas?

—Washington. —Me limito a responder.

—Vaya, son muchas horas—me mira, intentando mirar a través de mis ojos cubiertos con unos lentes de Sol—No sé, te me haces conocida.

—¿De verdad? —Pregunto divertida.

—Sí, pero no, debe ser algo. Quizás te este confundiendo.

Solo esperaba que mi cabello cubierto por el gorro de mi abrigo y mis lentes, me ayuden a pasar desapercibida.

—Puede ser.

—Soy Peter White.

—Nessa.—Le digo, mirándole y después mirando por la ventana, esta vez el autobús ya se comenzaba a mover.

—Bien, solo Nessa ¿Qué te lleva a Washington?

—Mi padre. —Le respondo mirándole y luego mirando por la ventana.

—Vaya, ¿eres de allá?

—No, ¿y a ti que lleva hasta allá?

—Me enlistare.

—Vaya, suerte con eso. —Le miro.

—Gracias, aunque mi madre no está muy contenta.

—¿Por qué? —Mi curiosidad, a veces era entrometida.

—Porque mi hermano era un marine, murió hace poco.

—Lo siento mucho. —Sentí una pequeña opresión en mi pecho, como si me estuvieran pinchando, ya que, muchas veces pensé en mi padre cuando estaba fuera de casa y en que mi vida no sería lo mismo sin él.

—Gracias, ahora, me toca irme un poco lejos para que ella no pueda detenerme.

—Debes entender que no quiere perderte. Lamento, decirte, pero quizás sea porque eres lo único que le quedas—mordí mi lengua por boca floja.

Suspira—Siempre lo había pensado, pero no me pasara lo que le paso a Jhon, mi hermano siempre me preparo para ser un marine como él.

—Lamento lo que dije.

—No te preocupes, quizás tengas razón. Pero quiero hacer algo que en verdad me guste. —Sus ojos, se puede notar un brillo especial que me hacía recordar a mi cuando tenía 17 años; muchas veces mi padre me decía que tenía un brillo mágico, tal vez a eso se refería cuando lo decía.

—¿Sabes? Siempre es bueno seguir tu corazón.

—Lo sé. Sólo espero que mamá piense así un día y pueda perdonarme.

Colocó mi mano sobre la mano de él, el cual estaba arriba de su muslo—ella lo entenderá, ya verás—le sonrió, para que se sienta mejor.

—Estoy nervioso. —Una risa nerviosa se escapa, haciendo que sonría.

—Se que este viaje te ayudara a pensar en lo que harías y si es lo correcto.

—Eso espero.

Estuvimos hablando un poco más, hasta que se quedó dormido y hasta que la noche se hacía presente sobre la carretera. Una vez más miro por la ventanilla, pensando en si estaba bien volver a huir de mis sentimientos o si debía enfrentarlos.

Fue entonces que me imagine golpeando a Jimmy y diciéndole que es el mayor idiota del mundo por dejarme ir, por no ver que me vuelve loca y que, aunque ambos estemos sintiendo lo mismo, ninguno haga nada; y es aquí donde debería golpearme por tonta y cobarde.

Miro a mi derecha y veo a Peter, que se había dormido profundamente y su cabeza esta sobre mi hombro, una sonrisa se dibuja en mis labios, no porque estuviera pasando algo tan vergonzoso por eso, sino, porque sin conocerme se había abierto, como si fuéramos los mejores amigos.

Sonrió, porque sin conocerme me dijo tantas cosas personales y sé que muchas veces las personas necesitamos ser escuchados, sea con ayuda profesional—y no porque estemos locos, con personas que consideramos de nuestro circulo intimo o incluso con extraños, sino porque en verdad necesitamos ser escuchados al menos una vez.

Miro por la ventana, sin moverme mucho para no despertarle. Nunca me considere una persona buena para dar consejos, mucho menos era una persona que subiera lo que usualmente dice, pero si sabía que soy buena para escuchar o para que me cuenten algún secreto; por lo general, los terminaba olvidando en pocos días.

Sólo esperaba, haber hecho algo bueno por Peter, al menos hacerle sentir bien pese a lo que estaba sintiendo yo en ese momento. 

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HOLA MIS AMORES 🥰
Espero que estén bien, bueno aquí les dejo este pequeño capítulo, que espero y les guste🤭 Una vez más pido disculpas por no publicar seguido, de igual forma me disculpo si ven algún error o si algo no les gusta, pueden comentar y yo de inmediato lo acomodo, porque su opinión es súper importante para mí🥰 ya que, aprendo mucho más.

Se les quiere muchísimoooo🥰

What we thought was lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora