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Al caer la noche me encontraba de pie frente a la casita que mi padre y nosotros habíamos construido, para jugar.

Desearía volver el tiempo atrásmurmuró, cerrando los ojos. Pues, en esta misma casita, habíamos vivido tantos bellos momentos.

—Sunny eres buena en esto—Dijo mi padre orgulloso a ver cómo trabaja con las herramientas.

—Tengo al mejor papá que me enseña.

—Sea lo que seas, cuando grande. Serás la mejor.—Beso mi frente.

—Señor Reynolds, aquí traigo más madera—Dijo Jimmy dejando la madera en el suelo.

—¿Puedo ayudar?—Preguntó Tony.

—Claro que si hijo. Mientras más seamos, terminamos más rápido.

Tantas aventuras juntos.

Me gire y vi a Jimmy, sus manos están dentro de los bolsillos de sus pantalones.

Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labioslo sé.

Suspiró—¿Qué nos pasó?

Elevé mis hombroscrecimos y cada quien se fue por su lado.

—No me refiero a esoaparte mi mirada de la casa y me fije en Jimmy—Hace tanto que no hablamos.

—No sabría cómo responder a tu pregunta. —Suspiré—lo había olvidado, felicidades por tu boda—digo, sintiendo miles de dagas atravesar mi pecho.

Suspiró—Gracias, Oye.

—¿Qué?

—Lamento que tu hermana...

—Lo sé y no tienes porque disculparte—dije, en ningún momento ninguno de los dos aparto la mirada y eso me estaba incomodando.

—Sunny, yo...

—Debo volver, las chicas deben estar esperándome—dije pasando junto a él, sin embargo. Toma mi brazo y yo le miro a los ojos— ¿Qué?

—Quiero que seamos como antes.

Sonreí—Nada será como antes, ahora serás el esposo de mi hermana. —Quisiera, que te dieras cuentas de que te amo y que fui una gran idiota por dejarte ir; era lo en verdad quería decir.

—¿Nada de salidas? Digo, como en los viejos tiempo

Le regale una pequeña sonrisa—sabes cómo es ella, fue bueno volver a verte y hablar contigo—dije, alejándome de él con el corazón destrozado.

Nunca, imaginé que tendría un autocontrol como el que estaba teniendo ahora. Jamás, imaginé que esto me estuviera pasando y mucho menos que este sería el adiós definitivo.

—¡Summer!—Me detengo.—Por favor, hablemos.

—No tenemos nada de qué hablar—dije al borde de las lágrimas, odio esto. Odio sentir que aún lo amo y que no puedo olvidar.

Odio estar en esta situación que lo que hace es atormentarme.

—Por favor...

—Sabes cómo es Peyton y si sabe que estuvimos solos, pensará mal.

—Pero fuiste mi mejor amiga.

Cerré los ojos, haciendo que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Aquellas palabras habían caído como un fuerte golpe que no me deja respirar.

—Y lo seré siempre—un nudo se comenzó a formar en mi garganta y en mi estómago.—Debo volver, lo siento.

Me fui corriendo, hasta llegar a la piscina.

What we thought was lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora