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Suspiré, pensando en que ya habíamos llegado.

—Juro que demandaré al pequeño mocoso—dijo furiosa.

—Vamos Nal, es solo un niño—le dije, mientras reía.

Sin embargo, a ella no le es gracioso. Pues me miro molesta—¿sólo un niño? Niño los que se comportan, eso era un pequeño demonio, disfrazado de niño.

—Será mejor ir por las maletas—dijo Rose.

—Sí, antes de que muera a manos de Nala.

Buscamos nuestras maletas y con un nudo en mi garganta comenzamos a caminar hacia la salida.

—¿Estas bien?—Miré a mis amigas, quienes estaban varios pasos adelante de mí.

—Sí, es solo que...

—Lo entendemos linda—Dijo Rosemary intentando sonreír.— Todas sabemos lo difícil que puede ser.

—Al menos Harper no vino—dije sonriendo.

—Pero estoy yo—Dijo Nala sonriendo.

—Ay, no. No sé quién de las dos es peor—murmuré.

—Te escuche—dijo caminando con su maleta en la mano.

—Esa era la idea.

—Todo estará bien. Es una promesa.

—Gracias por venir conmigo.

—Ay cariño—la voz de Nala sonó chillona—y esto se pondrá mejor.

Íbamos a continuar caminando cuando vimos a un soldado con su uniforme pixelado sosteniendo un cartel con mi nombre.

—Hola bombom—dijo Rosmary con voz seductora—este me lo quedo yo.

—Tranquila chica, no queremos que te acuestes con medio cuartel militar—dijo Nala entrecerrando los ojos.

—Más respeto—entrecerró los ojos—Además este sea quizás mi dulce príncipe.

—La que debió venir fue Amy y no tú.

—No iba a perderme esto por nada.

Al acercarnos al primer teniente, iba hablar cuando un grito junto a mí se escuchó—ES SUMMER—Nala cubrió su boca.

—No grites. Quitaré mi mano despacio y Summer te regalará su número de teléfono.

Rápidamente miré a Nala—¿Qué?—moví mis labios.

—Sólo si prometes no gritar.

Aquella chica de ojos pequeños y cabellos rizados asintió con su cabeza, muy emocionada. Al descubrir su boca.

—¡CORRAN!—Todas tomamos nuestras maletas, pero fue muy tarde.

Aquella chica grita llamando mucho la atención, Nala tomo la mano del soldado y comenzamos a correr, la adrenalina comenzó a correr por todo mi cuerpo al ver que la multitud crecía.

Íbamos de un lado a otro por todo el aeropuerto, nos llegamos a esconder varías veces (detrás de arbustos, en el baño de mujeres en las tiendas "siendo maniquies" adoptando posiciones divertidas y a la vez incomodas, nos hicimos pasar por clientas en las otras tiendas con enormes sombreros, en una ocasión terminamos en los vestidores.)

What we thought was lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora