What we thought was lost

30

SUMMER'S POV.

Al día siguiente, después de descansar bastante, papá había ordenado que hicieran una cena para que pudiera conocer a la mujer por la cual, estaba babeando; ciertamente me di cuenta la misma noche, cuando lo encontré hablando por teléfono con ella y se veía tan feliz y tierno.

—¿Me veo bien?—Me pregunta por décima vez, en la noche.

—Papá, te ves muy guapo—le sonrío, para que se pueda tranquilizar.—¿Todo bien papá?

—Sí—le miro, divertida—¿Se nota que estoy nervioso?

Sonrió aún más, elevando mis hombros—algo.

—Es que, en verdad quiero que la aceptes, tu aprobación es lo más importante para mí.

—¿Por qué no lo haría? —Papá, eleva sus hombros sin decir una palabra.

—Buenas noches—aquella voz se me hizo muy conocida. Al mirar a la mujer, no podía creer a quién estaba viendo.

—No puede ser. —Digo despacio y muy sorprendida.

—Hola Summer—dice Maite De León, con una mirada nerviosa.

—No puede ser—susurro.

Aquella castaña es la mamá de una de mis mejores amigas—Espera...Espera, dijiste que habías conocido a alguien. —Miro a mi padre confundida y sorprendida, muy sorprendida.

—Sorpresa—Dice nervioso.

—¿Cómo...Cómo paso?

—Digamos que, tras el divorcio con tú... —cierra los ojos y guarda silencio, como si lo que iba a decir fuera un error. Para cuando los abre, me mira—con Sam, y mi llegada aquí, hicieron que algo que no sabía que existía, creciera.

—¿No fuiste infiel?

—¡No! ¡Nunca! A pesar de todo, respeté a Samantha durante todos esos años juntos.

No podía estar enojada, ni mucho menos decepcionada, puesto que Maite siempre fue una excelente mujer, una excelente mamá que cuido de nosotras en nuestras noches de pijamada, en cada paso que dábamos, en cada recorrido; siempre demostró apoyo y aunque, no nos viéramos muy seguido, siempre enviaba un mensaje diciendo que me quería y que estaba orgullosa de mí.

Por eso y por tantas cosas, no puedo sentirme triste o enojada, solo siento una felicidad, porque, aunque el amor les haya pagado mal, me demostraron que existen las segundas oportunidades.

—¿Pastelito? —Me llama papá.

Con una sonrisa en mis labios, abrazo a Maite—me alegra que seas tu—le digo con mis ojos llenos de lágrimas.

—Muchas gracias Summer—Me dice, con una enorme sonrisa en sus labios.

Poco a poco nos dejamos de abrazamos—¿Todo bien? —Papá nos mira preocupado.

—¡Detengan esto!—Grita una voz femenina muy conocida, al verla—¿Mamá? —Tanto Jimmy, Nala y Rose, se encontraban de pie frente a nosotros.

—¿Jimmy? —Le llamo, confundida.

—Hola Summer.

—Espera...espera, ¿de qué se trata todo esto? —Pregunta Rose, sin entender—¿Mamá? —Maite baja la cabeza—¿Señor? ¿Summer?

—Rosie—le miro—Tu mamá y mi papá, están...¿Cómo te digo? —guardo silencio y pienso como lanzar la bomba, sin que se vuelva loca y comience a gritar. —¿Saliendo?

Se acerca a la mesa y bebe un poco de agua—esto es raro—hace una mueca—muy extraño. ¿Desde cuándo tienen sexo?

—¡Rose!—Las mejillas de Maite, cambian de color.