Lluvia de estrellas!

35 3 8
                                    

Oscurecía. Las largas pasturas llegaban hasta donde la vista alcanzaba a ver. En medio de todo ello, XPea esperaba sentado, sin saber en realidad lo que deseaba que ocurriera. Miraba el cielo del atardecer, un poco melancólico.

-Wow... -Suspiró - No había visto una tarde así desde... desde que conocí a Plantix. Vaya que me ha hecho falta.

Entonces, alguien llegó tras él.

-Hey, porqué la cara larga? -Preguntó una dulce voz.
-Flake? Te dije que no vinieras. Viene BigBug contigo? -Preguntó XPea, malhumorado.
-No. Él está en el Centro Pokémon, está cuidando de los pokémon. -Dijo ella - Por otro lado, qué piensas de mi nuevo look?

XPea se quedó mirando a Flake de pies a cabeza. Caminaba por las pasturas descalza, con un vestido amarillo pastel y un sombrero para el sol.

-T-te ves, ejem, linda. -Dijo XPea, intentando mirar a otro lado.
-Gracias. Pensé que te gustaría. -Dijo ella.
-Has dado en el clavo. -Dijo él.
-Wow, menos mal -Sonrió Flake.
-Sí, b-bueno... se está haciendo tarde, deberíamos volver al centro pokémon. Conociendo a BigBug, seguro habrá un desastre cuando crucemos esa puerta. -Dijo XPea, aún un poco atontado por la belleza de la hermosa damisela.
-Awww, no quiero irme. -Dijo ella haciendo un puchero. - Podemos quedarnos un ratito más?
-Bueno... si tú lo dices... -Cedió XPea.

Al rato, el cielo se oscureció. Las primeras estrellas se mostraron como brillantina en el firmamento. Ninguno de los dos decía nada, pero sostenían la mano del otro con dulzura. Conforme pasaba el rato, las estrellas fueron formando un manto plateado encima de sus cabezas. Entonces XPea la abrazó. Ella estaba sonrojada a más no poder.

Cuando terminó, volvió a tenderse panza arriba y miró a las estrellas. Habían empezado a llover estrellas fugaces.

-Wow... es hermoso... cuántos deseos irán ahí? -Se preguntó XPea
-Vaya... es el cielo nocturno más brillante que he visto en mi vida. En Galar no se ven cosas así. -Dijo ella con cara de ilusión. - Todo está tan contaminado que las nubes de humo no dejan vista a cosas tan impresionantes como estas.

Charlaron así por un par de horas, mientras más estrellas fugaces volaban por el cielo nocturno. Flake sentía butterfrees en el estómago, aunque no se hubiera comido ninguna.

Y eventualmente, se quedaron dormidos bajo el firmamento plateado.

ORIGINSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora