Lena.
Su mirada... Su mirada me desconcertaba, no sabía que estaba pasando realmente. La conocía desde que tengo memoria pero nunca tuvimos una relación de amistad sólida, solo saludos cordiales y era todo pero siempre amé a Kara, nunca me había mirado de esta manera y que lo haga ahora solo me da curiosidad de porqué lo hacía.
Kara Zorel, la chica más reconocida en todo Nacional City por ser la modelo más famosa, ella venía siempre a esta biblioteca desde que tenía nueve años, veníamos aquí a leer y pasar el rato sumergidas en lectura, yo venía tanto como a leer pero también a verla a ella. Era lo único que compartía con ella pero después que fue descubierta a los 18 años por profesionales de pasarelas, Kara se había mudado a Canadá para perfeccionar todo su talento, había desfilado en las mejores pasarelas de este mundo e incluso era el ángel de Victoria Secret, luego de que pasó diez años fuera de Nacional City decidió volver.
Llevaba dos meses aquí en Nacional City y había venido cada día a la biblioteca a la que solía venir todo el mundo, durante estos diez años yo había estudiado y perfeccionado mis capacidades para abrir mi propia empresa, lo había logrado, tenía mi empresa en lo más alto pero trabajaba medio tiempo en la biblioteca porque me relajaba. La dueña de la biblioteca era una simpática señora de unos setenta y ocho años, había hecho donaciones para esta biblioteca y cuando menos lo espere ya estaba trabajando aquí para relajarme, ahora podía ver cómo Kara me miraba de vez en cuando mientras yo acomodaba libros, era extraño porque sentía una mirada de odio hacia mi.
Nunca le había hecho nada malo a Kara que yo pudiera recordar, siempre la saludé de la mejor manera y cuando nuestros padres se reunían yo jugaba con ella hasta cansarnos, luego de allí no hice más nada pues nunca nos hablábamos como tal o nos conocimos a fondo, no tenía idea de porque me estaba mirando con odio pero tarde o temprano lo iba a averiguar. Suspiré sonriendo cuando vi el libro entre mis manos, era mi favorito porque era lo que me leía mi madre biológica cuando tenía tiempo en la tarde y siempre me lo leía para dormir, era una novela que le gustaba mamá pero que me leía porque a ella le encantaba, siempre le encantaba explicarme cómo era amar, el amor, la comprensión,la confianza,la bondad, ella me explicó todos los buenos valores que venían en el libro.
Sonreí con nostalgia al recordarla, coloqué el libro en el estante y caminé de vuelta al mostrador pero tomé mi saco y me lo coloqué, fui hasta donde la señora Catrina y me despedí de ella sonriendo mientras le explicaba que tenía una reunión, tomé mi bolso y caminé a paso lento hasta la puerta, Kara me miró fijamente por lo que me detuve un momento y le sostuve la mirada fijamente, ella me miraba con odio y yo solo rodé los ojos para salir de la biblioteca.
Sea lo que sea que tenga o por lo que sienta odio,no fui la causante de ello, nunca le podría hacer algo para que me odie porque la amo.
Kara.
Estaba allí, la había visto y había estado a unos metros de mi por lo que mi corazón estaba como loco. Cuando se detuvo a mirarme me paralice, no sabía que iba a hacer pero la vi rodar los ojos y me sentí avergonzada, no sabía porque lo hizo pero algo estaba pasando. Había llegado de Canadá para quedarme aquí en Nacional City, había decidido dejar las pasarelas después de que me generarán ataques de ansiedad, ataques de pánico y como si fuera poco algo estaba mal en mi porque no podía sonreir o hacer otro gesto, me sentía sin vida pero eso era porque me había deprimido estos último años que ya no podía tener expresión alguna en mi rostro, solo molestia en el.
Miré mi libro tratando de concentrarme en la lectura pero no podía, verla de nuevo hizo que mi interior se calentara y mi corazón volviera a sentir más de lo que podía, suspiré cerrando el libro y acercándome a la señora Catrina para que me pudiera llevar el libro.