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Nueva York, 2012 ✯ primer encuentro ✯ tres años antes de Ultrón.

Elena disparó, la yanta rentó y volvió a meterse dentro del auto, su colega - el cual no recordaba su nombre- apretó el acelerador y huyeron a toda prisa, la chica observó su arma y se fijó que le quedaran balas en caso de que el sujeto a su lado quisiera pasarse de listo.

Horas después, estaban intentando aparcar cerca de La Gran Manzana, pero era netamente imposible.

—Estos hijos de puta que se hacen llamar super héroes destruyeron toda la maldita ciudad — escupió estacionándose de mala manera sobre el asfalto, Elena encorvó los ojos y se acomodó el arma tras el pantalón — por cierto ¿Cuántos años tienes? Milkov no me dijo pero pareces ser muy joven.

—Eso no es de tu incumbencia, ahora. Saca tu trasero del auto y ve a entregar el paquete, tengo prisa por volver a Sokovia — ordenó y el chico a su lado que no era horrible la miró con expresión fastidiada, pero le obedeció. Ella era la princesita de Milkov, la inteligente y audaz Elena. Su mejor aprendiz.

Cuando él se bajó, Elena bajó la ventanilla del auto y apoyó el brazo a lo largo de la ventana descansando el mentón. El aire frío de otoño la hizo desear vivir ahí por un momento, a pesar de observar los atisbos de una inminente destrucción hace solo unos meses atrás, Nueva York era hermoso a sus ojos, y se permitió por ese único momento ser alguien normal.

De pronto, sus ojos verdes se detuvieron en un sujeto al otro lado de la calle en una Harley-Davidson del 42. Las tardes en el garaje de Milkov la habían ayudado a distraerse, arreglando piezas pequeñas de motos antiguas como una oportunidad para despejar su mente después de haber matado al objetivo que Milkov le había asignado. El sujeto al otro lado de la calle no traía casco y su cabello dorado brillaba con la tenue luz del sol, traía puesta una chaqueta de cuero como de los años veinte y gafas oscuras de aviador.

Elena tardó en reconocerlo.

—Santa mierda — se dijo a sí misma — El mismísimo Capitán américa.

Mientras sonreía con ironía, sacó su teléfono para sacarle una foto y enviársela a su mamá, pero entonces se le ocurrió una mejor idea que esa.

Lo había visto por la televisión y su madre lo adoraba, lo encontraba tan perfecto que Elena creía que si ella fuese más joven se hubiera ido a intentar conquistarlo, el recuerdo le causó risa y observó detenidamente como bajaba la palanca de la moto para dejarla sostenida en el piso y se bajó con la elegancia de un porte como un tipo como él.

Suspiró, porque a lo lejos era guapo, realmente guapo.

—Listo — el estruendo de la puerta al abrirse y cerrarse interrumpió sus divinos sueños con el capitán, su colega volvió a encender el auto, su corazón se detuvo en un impulso repentino.

—Espera — le dijo, Elena se metió la mano dentro del escote y sacó dinero. Un royo enorme, la mitad se la dio al chico — toma para el regreso, dile a Milkov que lo veré el viernes — puso la mano en la manilla y empujó.

—No puedes dejarme solo — reprochó el muchacho, Elena se agachó por la ventana luego de cerrarla y lo observó mientras los ojos de éste se iban al escote de la chica.

—Tengo que hacer algo antes de volver, vete y no molestes

Se alejó dejándolo con las palabras en la boca. Aseguro su arma y afirmó el bolso con su muda de ropa se alejó del auto sin prisa, esperó pacientemente la luz verde para cruzar y entrar al restaurante donde el capitán américa había entrado -no sabía porque lo hacía- pensaba mientras arrastraba sus pies hacia el otro lado -pero algo la tiraba- y no podía decir exactamente que era.

Red Rope  ━ Stephen Strange/Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora