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Ni una palabra — dijo Elena mientras estaban en el café. Con gafas oscuras y ropa preparada para correr varios kilómetros en caso que tuviera que ser así.

—Yo no iba a decir nada — Sam levantó las manos y se tomó el resto de su café —Steve está en camino — miró el reloj y luego se volvió hacia Elena.

Ella había estado evitando hablar del tema desde que salieron de la base hace tres días. Casa vez que Sam intentaba convertirse en un buen amigo para ella, Elena lo corta a de raíz. Entonces Sam comprendió que ella no iba a revelar nada a menos que fuera a Steve.

Ella terminó su café y miró el teléfono. Sabía que Steve estaba cerca. Ignorarlo iba a ser un problema.

—No está. Así que es hora. Están persiguiéndolo. Probablemente estén sobre nosotros cuando lo encontremos — Elena guardó su movil y se tanteó la pistola tras la espalda — vigila el aire. Sam. Y dile a Steve que se apresure.

Sam asintió. No podía negar que ella y Steve tenían mucho en común con dar ordenes. Aunque no sabía de pronto si eso venía por aquello o porque la sangre Stark corría por sus venas. De cualquier modo, prefirió callarse y salir.

Elena se tomó un par de minutos para tragarse el mal sabor del momento. Porque tenía que enfrentarlo. Su teléfono sonó cuando se levantó del taburete de la barra del café y se puso las gafas oscuras.

Edificio norte, piso 24 — era Steve.

Elena no contestó. Cortó la llamada y lanzó un suspiro mientras se alejaba del café. El edificio estaba a dos calles. No era difícil de ver porque era el más grande. Sam debería ya estar en la azotea vigilando los cielos. Atravesó la calle. Su vestimenta estaba basada en el negro. Nada del otro mundo. Solo que tenía dos armas corto punzante en las caderas y dos pistolas 9mm una con silenciador.

Entró al edificio. No estaba abandonado. Era bastante obvio que vivía he gente ahí. Parecía ser un lugar para un bandido. Como a los lugares donde tenía que estar antes de conocer a los vengadores.

Elena se quedó bajo la espiral de la escalera. Miró hacía arriba. Los 24 pisos que tenía que subir. Maldijo por lo bajo, al menos no le había pedido verla en el piso 42, que era el último.

Batió la cabeza un poco hacia el costado, apartando cualquier pensamiento distractor y se puso a subir los escalones tratando de mantener la mente en el blanco. Sus entrenamientos con Steve en las mañanas y por las tardes con Nat había rendido su fruto porque cuando llegó al piso 24 a penas jadeaba en busca de aire. Bastante bien para lo que pensó que iba a pasar. Porque ya se veía de rodillas en el ultimo escalón rogando por un vaso de agua.

Pero no, solo se afirmó de la baranda al pisar el pasillo y lanzó una larga respiración. Un sonido ajeno la alertó. Pensó que podía tratarse del amigo de Steve, al que todo mundo buscaba culpar por los últimos ataques. Steve estaba seguro que no tenía nada que ver. Que había algo extraño y por eso estaba tan empecinado en encontrarlo. De hecho, Sam se había pasado las ultimas 24 horas tratando de decirle eso para que no siguiera enojada con Steve. Pero a Elena hasta se le olvidó porque estaba enojada con él cuando cerró los ojos por la noche para intentar dormir un poco.

La chica sacó su arma y apuntó con brazo firme hacia adelante mientras avanzaba paso a paso. Siguió el sonido hasta pegarse a la pared, fue como el sonido de una ventana abierta. Golpeteando con fuerza contra la pared por causa del viento. Luego, el sonido de un gato que pasó por algún lugar y un vidrio rompiéndose. Elena no soportó más y de una patada abrió la puerta apuntando a... prácticamente un sofá viejo y un montón de mierda en el suelo.

Hasta que de un jalón alguien la tiró contra la pared y no le quedó aire que respirar. Agitada, trató de no reaccionar de manera violenta cuando se dio cuenta de que era Steve Rogers quien tenía una de sus manos en sus caderas y la otra sujetando su mano.

Red Rope  ━ Stephen Strange/Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora