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Elena esperó en la acera a las nueve de la noche frente a las escaleras del pórtico en la entrada del santuario. Happy se había demorado más de lo que había dicho y ella estaba comenzando a perder un poco la paciencia. La verdad era que la noche no estaba saliendo para nada como imaginaba.

Aferrada a su pequeño cuerpo para capear el frío, porque era demasiado orgullosa como para volver a entrar y subir esas estúpidas escaleras que odiaba momentáneamente para coger un abrigo o lo que sea. Miraba una y otra vez su teléfono.

Apretando los dientes para no temblar de frío, Elena finalmente llamó a Happy y cuando el teléfono marcó dos veces ella vio un auto doblar por la avenida. Sí, era el auto de Happy al mismo tiempo que Happy había contestado la llamada. Lo raro había sido que, cuando Happy contestó se podía oír musica de fondo.

—¿Happy?

—¿Sí?

—Happy — ella bajó la voz cuando el auto se detuvo — ¿No ibas a venir por mí?

—¡Ah! Sí, pero él se ofreció, estaba en una reunión con el Sr. Stark.

Elena frunció las cejas.

—¿A qué te refieres con él?

El conductor se bajó con elegancia y Elena dejó de respirar al mismo tiempo que oía "El Dr. Strange" de la voz de Happy y bajaba la mano con el teléfono entre sus dedos.

Tenía un esmoquin tradicional, una pañoleta roja en el bolsillo del saco, lo que claramente era su capa roja transformada y resguardada. Estaba más peinado de lo normal y la loción varonil le llegó tan hondo que el corazón creyó que se le salía por la boca.

—Hola — dijo él cuando rodeó el auto y se paró frente a ella.

—Hola — respondió Elena. Estaba tan nerviosa que de pronto se le olvidó todo lo que había planeado decirle cuando lo viera, "¿Porqué desapareciste?" "¿Qué pasó contigo? ¿Estás molesto por algo?".

Separó los labios incapaces de poder dejar de mirarlo cuando él lo hacía de manera tan audaz. Echando un rápido vistazo desde su cabello hasta la punta de sus pies. Y en un movimiento ágil de sus manos, se quitó la pañoleta del bolsillo y la movió en el aire transformándola en una suave tela para cubrirla del frío.

—Gracias — tragó saliva con dificultad y apartó la vista.

—Te ves hermosa — Stephen dijo con honestidad. La mirada azulada clavada en ella y en sus facciones. El cambio la hacía ver distinta físicamente, pero el brillo en sus ojos seguía siendo el mismo para él. Que se tragó su propio orgullo y su recelo para, no perder la linda amistad que había logrado construir con ella — si fuera un idiota diría que tuviste el atino de copiarme parte del color de mi pelo — dijo sonriendo de lado — pero como no lo soy, digo que es el color más hermoso que pudiste haber usado para cambiar tu cabello, Elena Stark.

Elena suspiró, agradecida de tener de vuelta a su Stephen otra vez. Tan hilarante y honestamente serio para bromear.

—Ni siquiera fuiste mi punto de impulso para hacerlo — dijo con seriedad — solo tenía que hacerlo y ya.

—Ya sé. Para cerrar etapas ¿No? — Stephen se metió las manos en los bolsillos del caro pantalón de vestir.

—Sí. Para comenzar otras nuevas.

Ambos se miraron fijamente. En silencio por varios minutos. Elena creyó oír sus latidos del corazón en la oreja y la respiración entrecortada no le ayudaba mucho a no sentirse tan... inestable frente a él.

—¿Melody?

—Con Wanda y Vis. La regresarán mañana.

Stephen asintió pensativo.

Red Rope  ━ Stephen Strange/Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora