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Varios días después:

Wanda atravesó el pasillo en silencio. Aunque en los últimos días eso no era una novedad para nada. El único lugar donde se escuchaban más sonidos eran en la habitación donde Elena estaba inconsciente. Todas las tardes, Tony iba y ponía música de los Beatles. Wanda, en silencio empujaba la puerta con el café cargado en la mano y lo dejaba en la mesa de estar junto a la camilla donde Elena estaba ataviada de cables y cámaras  de respiración. 

Tony estaba en el sillón de descanso cerca de la ventana, a un paso de la camilla de Elena. Tenía los ojos cerrados y una mano afirmándose el puente de la nariz. Las gafas oscuras entre las piernas. La camisa sin corbata, las mangas de la camisa hasta los codos y movía un pie al son de la música. Wanda ya se las sabía de memoria al escucharlas tan seguido. Esa que sonaba en especifico se la sabía porque era la favorita de su hermana de no sangre. 

Y en cualquier momento que sientas el dolor Hey Jude, abstente No cargues el mundo sobre tus hombros Porque bueno, sabes que es un tonto Que juega tranquilo Haciendo su mundo un poco más frío.

Wanda se acercó a Tony con una mano en su hombro. 

—Tony — dijo con tranquila voz — te traje café. 

Tony abrió los ojos en cuanto el olor del café le llegó a los sentidos. Miró a Wanda y ella se sintió preocupada al ver que tenía los ojos inyectados en sangre. Se alejó en ese mismo silencio hasta la camilla de Elena. Le sostuvo los dedos delgados, raspados, heridos y apretó la mandíbula. 

—¿Hablaste con Steve? — preguntó Wanda. La voz queda, los ojos subiendo hasta el rostro de Elena con los ojos cerrados. Parte del rostro cubierto de moretones, hasta el cuello. El hombro roto. Cuatro costillas quebradas. Cadera dislocada. Cuello dislocado. Pierna derecha rota, pierna izquierda horriblemente herida. Cerebro... apagado. 

Tony se bebió un gran sorbo de café antes de contestarle. 

—No quiere ser parte de esto — aunque habló con calma — estoy seguro de que, si no estuviera tan preocupado por el soldado del invierno talvez estaría inventando alguna estrategia para sacarla de aquí a la fuerza — Tony amplió los ojos — aunque tal vez ya lo haya hecho. 

—No — Sentenció Wanda. Y miró fijamente a Tony a los ojos — no tiene pensado hacer nada. Y no me permito pedir perdón por haberme metido en su cabeza. Pero tenía la esperanza de que tal vez pensara en hacer algo. Lo único que lo aterroriza es perderla pero no es capaz de hacer nada al respecto. Está... bloqueado. 

Tony parpadeo al enterarse de algo tan personal como lo era la mente de alguien más. Pero guardó silencio. Y en ese momento, como si lo hubieran llamado con la mente Steve entró detrás de Natasha quien se acercó tan enojada que casi le azotó la puerta en la cara a su amigo. 

—Hey... — Tony dejó el café sobre la mesa y miró a Steve desde una distancia prudente desde donde estaba Elena. 

—Hay que hacerlo — Natasha dijo, desde el otro lado de la camilla, sosteniendo la otra mano de Elena — es la única forma de que ella vuelva. Ni la tecnología de Tony ni la inteligencia de cualquier otro podrá salvarla. Podrá traerla de vuelta. 

—No es seguro — Steve se cruzó de brazos. Poniendo una muralla ante su ya quebrada amistad con Tony — no estoy de acuerdo con esto. 

—Bueno — Tony rodeó la mesa pequeña de estar y se acercó a la camilla de Elena, al costado de su cabeza — en teoría no tienes pito que tocar en este entierro cap. No estás casado con ella. No tienes un papel que diga que estás a cargo de ella, yo en cambio... no solo tengo el papel. También soy su hermano mayor. 

Red Rope  ━ Stephen Strange/Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora