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Elena estuvo dando vueltas en su cama toda la noche. No pudo dormir pensando en eso. Podría ser algo muy insignificante o tal ves algo demasiado significativo. O solo se trataba de alguna especie de calentura inevitable.

Por la mañana, Elena cogió a Melody quien balbuceando pedía algo de comer. Así que la llevó a la cocina y la puso sobre la silla de bebé para prepararle el desayuno. Tenía un nudo en el estomago que no había tenido nunca cuando pensaba en Stephen.

De pronto, se giró hacia la puerta con el plato de Melody en sus manos y Stephen entró. Vestido casualmente con unos jeans oscuros y una camisa oscura abotonada hasta el cuello, la bufanda roja suelta sobre los hombros.

Ambos se miraron por un segundo eterno. Con las mejillas rojas, Elena intentó sonreír y volver en sí misma. Pero todo lo que podía ver una y otra vez pasando por sus mente, eran los dedos de Stephen metiéndose entre sus pantalones.

Apretó los dientes y dejó el plato en la mesita de Melody. Stephen se detuvo al costado, inclinándose lo suficiente para darle un beso en la cabeza a la niña y cuando se iba, Melody lo jaló de la bufanda de vuelta.

La niña gimoteó una sola vez y él le dedicó toda su atención.

—¿Qué pasa? ¿Mamá te quiere dar eso? — Melody empujó el plato hacia adelante y Elena se cruzó de brazos al otro lado.

—No lo hagas.

—¿Qué cosa? — Stephen desabrochó el cinturón de Melody en silencio y la miró divertido — ¿Quieres comer huevo con el tío Strange?

Elena levantó una ceja.

—¿Es en serio? — preguntó Elena. Stephen tomó a Melody en brazos y se movió burlesco, haciéndole cosquillas. La traidora se reía totalmente embelesada.

—¿Qué cosa? — preguntó él de manera distraída.

—¿Tío Stephen?

Elena dejó un plato servido con huevos revueltos y tostadas frente a Stephen, quien se sentó al otro lado de la mesa con Melody en brazos.

—¿Qué tiene? Ella es la única que tiene derecho a decirme así — dijo sin mirar a Elena. Luego, haciendo caras chistosas, le dio a Melody una buena bocana de huevo.

—Claro, lo que faltaba — exclamó Elena dándose la vuelta para llenar las tazas de café — mi propia hija me ignora — y suspiró tan fuerte, que Stephen la miró de reojo, tragó saliva con delicadeza y se puso nervioso.

—Creo que mami está de mal humor hoy — murmuró volviéndose hacia Melody cuando Elena se giró y se acercó para deslizar la taza de café cerca de él.

Elena miró el fondo de su taza.

—Cállate — fue todo lo que dijo — solo... me duele la cabeza — se acarició las cienes con los ojos entrecerrados — anoche no dormí muy bien.

Stephen parpadeó y se quedó mirando un punto inexistente. Mientras entretenía a Melody en silencio.

—¿Sí? — dijo con cautela — yo tampoco, dormí muy bien.

Claro que no, había estado toda la noche dando vueltas por la habitación, leyendo libros. Averiguando porque se había sentido tan real. Hasta fue a ver a Wong. La única cosa que le daba vueltas era lo que Wong había dicho y lo que él mismo había leído en ese sin fin de libros "La mayoría de los sueños que tenemos sobre nosotros mismos, son sobre nuestros otros yo, de otras realidades".

Elena no podía dejar de pensar mientras revolvía su café.

Estaba a punto de decirle que había soñado con él cuando la llamaron por teléfono, Wanda, para confirmar que ella iba a quedarse con Melody cuando ella fuera a la fiesta de cumpleaños de Tony al otro día.

Red Rope  ━ Stephen Strange/Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora