Prólogo

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—¡Vete, Millan! ¡Sálvate! –grité

Sin despegar su mirada del suelo, lanzó el vaso de whisky contra la chimenea, encendiendo aún más su llama

—¡No me iré sin ti, joder! –Dio zancadas hacia mí– O nos escapamos los dos –señalo en mi dirección– o cruzamos esa maldita puerta y nos reencontramos al final del túnel, pero que te quede claro que yo, sin ti no me voy a ningún lado

Siempre tan amoroso Milli

Más que amoroso, diría testarudo, terco y suicida

—Aquel día te dije que confiaras en mí, yo me encargaría y es lo que he intentado hacer todo este tiempo, no compliques más las cosas –deseaba con toda mi alma que no interviniera, si le sucedía algo no me lo podría perdonar jamás– No podría vivir con la culpa de que te sucediera algo si vienes conmigo, debes mantenerte al margen de esto –mantuve mi voz firme

—Y yo no podría vivir sabiendo que me quede de brazos cruzados viendo cómo te suicidabas

—No me voy a suicidar –refuté

—Estar al lado de Jade, ya es un suicidio 

Il falso colore delle roseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora