Capítulo XVI

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Margot LeBlanc

Cinco días...

Cinco malditos días...

Cinco miserables días han pasado desde que nos besamos, o más bien cinco días han pasado desde que me ignora rotundamente. He intentado hablarle, saber el por qué se marchó tan de repente, pero es más fácil conseguir respuestas de la pared que de él. Según Donatella, se encontraba con demasiado trabajo, por eso nunca estaba en casa, sabía perfectamente que era una excusa y una no muy buena. Los primeros dos días lo espere en su habitación por horas, pero nunca apareció, no respondía mis mensajes y mucho menos mis llamadas, cualquiera pensaría que estaba desesperada, pero yo simplemente quería una explicación, no podía besarme y luego desaparecer así como si nada.

Ese día, seguí sus pasos hacia la casa, pero él no estaba por ningún sitio. Al tercer día regreso, tenía un aspecto fatal como si no hubiera dormido en años, sus ojos se encontraban enrojecidos y sus pómulos morados. Alcancé a ver sus nudillos rojizos, no me moleste en preguntarle qué le ocurrió simplemente recogí mi vaso de agua y me marche, dejándolo absolutamente solo en la cocina. Los siguientes días fueron incomodos debido a su maldita presencia, se aparecía en cada rincón de la casa en la que yo estuviera presente, produciéndome dolor de cabeza. Actuaba de forma parcial con absolutamente todo ser que respirara, ah pero conmigo se transformaba en un ser increíblemente grosero y desagradable.

Millan lo había puesto en su lugar en ciertas ocasiones, pero él solo se limitaba a reírse frívolamente y luego se marchaba como sí nada. Delante de ese espécimen horroroso, no lograba acotar ningún simple comentario sin que lo refutara ordinariamente, en solo cinco días se transformó en un ser despreciable.

Mi mejor amigo tampoco comprendía su cambio de actitud tan repentino, él sabía que nos habíamos besado y creía al igual que yo que con eso, nos encontraríamos más cerca de saber por qué realmente todos y sobre todo Jade se comportan tan extraño ante nosotros, pero ahora, está más que claro que nos encontramos más lejos de lo que esperábamos.

El beso no fue parte de nuestro plan, le correspondí porque verdaderamente lo sentía. Nuestro plan se basaba en quitarle información, no besarlo. Hice un esfuerzo en pensar que había hecho mal, para comprender su actitud últimamente, de igual forma no se me ocurría nada. Estaba claro que el problema lo tenía él, luego de dos días enteros de esperarlo, perdiendo mi dignidad por un imbécil, me cansé. Estaba harta de sus malos tratos, en un principio me limitaba a confrontarlo, pero ya no, no se merecía que ni que le dirigiera una miserable palabra, por mí se podía ir a la mierda.

—Hey Mar... ¡MAR! –Voltee a ver al valenciano con una cara de pocos amigos– No sé en qué o en quién pensabas, pero créeme que el saco no tiene la culpa –señaló con la cabeza al saco de boxeo que estaba intentando aniquilar

No, tu maldito y retorcido amigo la tiene

—Lo siento, continuemos –acomode las vendas en mis nudillos

—Practicaremos una vez más la guardia de combate, necesitas afirmar tus movimientos–asentí levemente

En el Krav Maga se considera a esta posición la más segura durante una defensa. Debo mantener mis pies y mi cuerpo ligeramente en diagonal, mientras mis brazos se hallan al nivel de mi rostro, protegiéndolo. Espere unos segundos a que Nadim comience con su ataque, para que no pudiera adivinar mi contraataque en defensa.

Nadim ha mantenido mi entrenamiento, desde hace exactamente cinco días, la misma cantidad de días que Jade se transformó en un completo imbécil. Para mi sorpresa, no ha sido nada difícil las practicas con Nadim, hasta incluso podría decir que son mejores, con él es todo más relajado, tranquilo, no me exige como si tuviera que combatir contra un militar de rango elevado.

Il falso colore delle roseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora