Margot LeBlanc
Llego el gran día, hoy por fin acabara todo. El malestar en mi interior desaparecerá. Millan volverá a casa. Estaremos juntos otra vez, ya no me sentiré tan sola. Su risa ronca volverá a resonar por la casa. Y yo... ¿volveré a ser la misma que antes? No lo sé, no lo creo. Pero lo único que puedo asegurar es que seré feliz nuevamente, cuando mi mejor amigo este conmigo.
Más allá del día alborotado que tendremos hoy, quisimos atravesarlo como normalmente lo hacíamos. Jade se levantó muy temprano por la mañana, preparó el desayuno y nos despertó uno por uno. Me hizo acordar a aquel primer día, por la mañana, en la cual vino a despertarme para hacer ejercicio y considere muy seriamente echarlo de la casa. Sin embargo, fue una gran elección no hacerlo.
Luego del primer café del día, cada uno se dirigió a sus entrenamientos. Y si como fuera poco todo lo que atravesaría en el trascurso del día, que me encomendaron realizar una práctica que combinara todos las artes marciales que me han enseñado hasta ahora y no solo eso, sino que también debía utilizar mi nueva espada y un arma, por seguridad.
Fue realmente agotador, todas esas trampas y obstáculos requirieron de mucha destreza física. Justo para lo que me estuve preparando hace mucho tiempo. Luego de una sesión de estiramientos y relajación, me di una ducha de agua caliente. Diciembre había llegado, y consigo trajo el invierno.
Estas deberían ser vísperas de fiestas, navidad, año nuevo, familia, amor, amistad. Pero lo único que hay es ansiedad, nervios, miedo, incertidumbre, preocupación y todo lo que un plan de esta magnitud trae consigo. A pesar de ello, creo que lo hemos transitado lo mejor que hemos podido. Sobretodo yo, que soy nueva en este mundo de ser agente o como sea que se hagan llamar. He aprendido mucho con ellos y siempre les estaré agradecida de eso, me han sacado de mi burbuja de cristal y me han demostrado que no existe en ninguna circunstancia que la vida sea un verdadero color de rosas, sino que es un falso color de rosas, debido a que siempre habrá algo negativo en todo aquello positivo.
El móvil vibro sobre el escritorio, llamando mi atención. Era mi alarma, ya debía comenzar a prepararme y fue justo a tiempo cuando Donatella entro a mi habitación.
—Bien, creí que habías comenzado sin mí –dijo luego de echarme una mirada de arriba hacia abajo– Empezamos por tu cabello primero
Asentí
—Te hare una coleta alta y con gel recubriré esos mechones que siempre se te escapan
El peinado era el adecuado, debía estar corriendo, peleando y batallando. Mi cabello no debía ser un estorbo. Teníamos exactamente dos horas para estar listas, ni más ni menos. Deberemos volvernos Flash para llegar a tiempo.
—¡Auch! Ten cuidado –dije al sentir toda mi cabeza tirar hacia atrás
—Lo siento, pero no te quedas quieta –le puse mala cara y continuo– Necesito que alises mi cabello cuando termines
—De acuerdo, tienes cabello corto, llegaremos bien –o eso espero– Dona... ¿puedo preguntarte algo?
—Sí, dime
—¿Sabes si le sucede algo a Jade? Ha estado raro...
—¿A qué te refieres? –los pelos de mi piel se erizaron al sentir el gel frío
—No se ha separado de mí en días y no es que me esté quejando –aclaré– Jamás me quejaría de algo así, pero... es como si no fuera él –confesé con tristeza– ¿Sabes? Siempre ha mantenido una cierta distancia entre nosotros, es decir, estamos juntos pero cada uno tiene sus espacios

ESTÁS LEYENDO
Il falso colore delle rose
Teen FictionTodos idealizan a la vida como un color de rosas, pero ¿es realmente verdadero lo que sucede dentro de esa burbuja imaginaria?, por defecto no tengo una respuesta exacta para eso. Sin embargo, lo que si puedo afirmar es que a veces uno mismo elige a...