Jade Fischer
Una semana...
Una semana había pasado, desde la cena con los Matteucci, desde que habíamos cerrado un nuevo contrato, una semana desde que descubrimos que Millan se encontraba con vida y no solo eso, sino que compartía celda con Gina, todo comenzó a encarrilarse.
A su vez, en este lapsus de tiempo, las cosas con Margot habían avanzado. Poco a poco ambos comenzamos a liberarnos más. Acordamos que dejaríamos que todo fluyera y eso estaba sucediendo. Mis noches ya no eran solitarias, ella venía a dormir a mi habitación la mayoría de la veces, si alguna vez se retrasaba iba a buscarla y terminamos decorando la velada con besos demasiados apasionados, en su habitación.
Por más que sabía que mi relación con Margot se mantendría igual, que no avanzaríamos más, no podía dejar de pensar, de plantearme todo lo que estaba mal en aquello que estaba haciendo. A pesar de ello, es algo inmanejable a esta altura. Cada vez que no estoy con ella, estoy atento a cada sonido de la casa, en busca de sus pasos a toda velocidad porque se olvidó algo antes de salir, en su risa que volvió a aparecer, su canto en la ducha, su voz de bebé hablando con sus perros, sus quejas y maldiciones, cualquier cosa que provenga de ella ya hacía que mi corazón se acelerara como un crío pasado de hormonas de quince años.
Como dije anteriormente, la risa de Margot regreso, al igual que su sonrisa y su positividad. Incluso hasta su alimentación ha estado mejorando, al igual que sus horas de sueño. Oír a su mejor amigo logró eso, Millan consiguió que recuperara su vida de nuevo. Desde aquel día esta irreconocible o más bien, está igual que antes que sucediera todo. Volvió a ser ella. Aunque también trajo sus desventajas, ha estado todos los días adherida al computador, desde que se despierta hasta que se queda dormida, mirando la pantalla. Quiere registrar con la cámara y micrófono que ha colocado, lo cual al quedar grabado, ya podremos accionar y devastar a esos bastardos.
Se ha obsesionado no solo con el computador, sino que además con el entrenamiento. Anteriormente era yo quien debía levantarla de la cama y obligar a entrenar, a comer sano y demás. Pero desde que lo oyó, entrena incluso más horas que nosotros, ha mejorado en todo en tan solo una semana, era increíble como Millan tenía ese efecto en ella, me sorprendía lo unidos que eran. Realmente admiraba su amistad.
La cámara y micrófono aún no habían registrado nada, nadie había entrado a aquella celda y las voces del ala exterior, no eran lo demasiado fuertes como para ser captadas. Esto nos generaba mucho estrés e incertidumbre. La paciencia se estaba agotando, Hans había pedido los reportes de nuestro paso a paso, Nadim lo hizo esta vez. Solía encargarse Oliver, pero estaba ocupado en que Margot no se matara practicando parkour, otra de las ocurrencias que había tenido. Con respecto a Hans, ha valorado el trabajo de aquella personita de ojos dorados, fue un alivio no volver a oír reclamos de su parte.
Retornando mí vista al frente, recuperé mi atención a los planos que debía estudiar. Ya nos habían llegado las instrucciones de los requisitos que deseaba Romeo, por lo que, debíamos comenzar cuanto antes la remodelaciones, para no levantar sospechas.
Su oficina allí en Veleso no era muy grande, lo cual no me sorprendía. Al ser una ciudad bastante pequeña, sus edificaciones eran similares. Era un edificio de tres pisos, aquel último era la terraza, la cual solo remodelaríamos el suelo y colocaríamos los diferentes tipos de plantas que él elija. En la planta baja, tampoco había mucho que hacer, allí se encontraba el sector administrativo y los recepcionistas. Mientras que en el segundo piso, ahí estaba el verdadero desastre, todo aquel piso era uno. No había división alguna, eran tres mesas largas, me recordaban al comedor de mi viejo instituto, plagadas de ordenadores. No había espacio decente para trabajar, si bien Romeo era una persona muy adinerada, no podía hacer la gran cosa allí, porque aquellos edificios pertenecían al pueblo, el intendente de Veleso es el único con autoridad para determinar que se hace y que no en sus edificios.
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Il falso colore delle rose
Teen FictionTodos idealizan a la vida como un color de rosas, pero ¿es realmente verdadero lo que sucede dentro de esa burbuja imaginaria?, por defecto no tengo una respuesta exacta para eso. Sin embargo, lo que si puedo afirmar es que a veces uno mismo elige a...