Jade Fischer
Medellín, Colombia
—Campeón, sujétate fuerte a mí –enrolle nuestras manos con toda mi fuerza
—Papá, hay demasiadas personas –comencé a toser– busquemos la salida
—Es por aquí, iré delante de ti –menciono con calma, indicando el camino– Recuerda no soltarte
Asentí
Seguí sus pasos, la muchedumbre estaba desesperada. Sentí el cuello de mi sudadera apretar, el oxígeno se estaba acabando. Papá dijo que era una mala idea venir, pero gracias a mi maldito capricho termino cediendo. Al finalizar el partido de futbol de Colombia vs Perú, todos los fanáticos avanzaron sobre los guardias de seguridad, permitiendo el paso a los vestuarios. Esperamos a los jugadores, pero nunca llegaron. Un imbécil cayó empujando la puerta, logrando cerrarla. Todo el mundo entro en desesperación, no podíamos salir. La mayoría se encontraban en el estadio, festejando el triunfo de Colombia. Todos corrieron hacia las ventanas y la puerta, nadie logro salir ni entrar. Muchas personas intentaron derribarlas, pero fue en vano estaban preparadas justamente para que nos jugadores no sean molestados en su tiempo libre dentro del estadio.
Papá era cerrajero, si había alguien que podía ayudar, era él. Nos acercamos hasta allí, apreté nuestras manos con fuerza. Las personas nos empujaban de un lado a otro, como si fuéramos un balón. Un hombre demasiado robusto cayó sobre nuestro agarre, logrando romperlo. Papá estiro su brazo hacia mí para sujetarme nuevamente, pero la avalancha lo movió rápidamente en mi dirección contraria. Lo perdí de vista, grite cuanto pude. Me deje empujar por personas que triplicaban mi tamaño para intentar llegar a la puerta, sabía que allí lo encontraría.
—¡PAPÁ! ¡PAPÁAA! –mi garganta ardía por mis gritos– ¡¿DÓNDE ESTAS?! ¡Ven a mí, por favor! –mi voz se quebró
Caí al suelo, una mujer me había empujado con su bolso. Me pare he intente adentrarme entre las personas, necesitaba encontrarlo. Ellos seguían empujándome, estorbaban mi paso. Cada vez mis esperanzas de llegas hacia él, iban disminuyendo, pero no me iba a rendir.
Finalmente, obtuvieron derribar la puerta. No fueron cuidadosos a la hora de salir, debido a la desesperación, todos corriendo sin pensar en los demás. Allí fue la primera vez, que note lo desagradable que podía llegar a ser el ser humano. Estaban pisando los cuerpos de otros, solo por querer salir. Eran tan egoístas que me producían nauseas.
Bellagio, Italia
—Estamos bien, Jade–volteo hacia mi
Estire mi brazo hacia su rostro, quería acariciarla. No protesto ante mi toque, me acerque hacia ella, deseaba besarla. Se apartó de mí con rapidez, sus mejillas se tornaron rojizas, estaba nerviosa.
Me reí
—No olvides el entrenamiento de mañana–me recosté– Donatella pasara por ti en la tarde
—Sí, papá –respondió con fastidio
Papi sonaría mucho mejor
Basta, necesito mantener mi mente enfocada
Espere a que Margot se fuera, para salirme. Al oír sus pasos alejarse me guíe hacia el pasillo que comunicaba el resto de las habitaciones, roté mi cabeza de lado a lado, procurando que no apareciera por el mismo. Por suerte, la habitación de Liz no estaba lejos de la mía, no fue difícil entrar allí. Preferí no encender ninguna luz, conocía perfectamente los escondites de mi mejor amigo. Rebusque en su mesa de noche, pero no halle nada. Revise en su armario, su escritorio hasta incluso me arrastre por debajo de su cama, pero no hubo caso todo estaba limpio. Solo me restaba un lugar en específico, dentro de sus zapatos favoritos. Los sacudí con fuerza, a la espera de que apareciera lo que precisaba.
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Il falso colore delle rose
Teen FictionTodos idealizan a la vida como un color de rosas, pero ¿es realmente verdadero lo que sucede dentro de esa burbuja imaginaria?, por defecto no tengo una respuesta exacta para eso. Sin embargo, lo que si puedo afirmar es que a veces uno mismo elige a...