Capítulo XXVI
Jade Fisher
Ambos nos encontramos cautivados por el silencio. Se me ocurren mil formas de cortarlo, pero soy consciente de que ninguna palabra será la correcta para alivianar todo lo que está sintiendo en este momento. Desde otra perspectiva, más bien desde una ignorante, podría decirse que Margot es débil. Pero no es así. Ella está intentando lidiar con su monstruo interior, el cual todos tenemos y muy pocos sabemos controlarlo. A mí me llevo años, y aun así no puedo decir que lo he logrado del todo.
Ya he pasado por esta situación varias veces, más específicamente cinco veces. Donatella y Oliver fueron los que se llevaron la peor parte, ambos son demasiado empáticos y sensibles, por ende, para ellos tuvimos que contactarnos con una psicóloga de confianza, la cual logro reconfortarlos nuevamente. Aunque siempre vuelve el pasado, para aterrorizarlos. Ese fue un periodo intenso, ambos tuvieron que matar a un grupo de sicarios enviados por un político corrupto en República Dominicana, eran ellos o los sicarios. No pensaron mucho, actuaron por instintos, como cualquier ser humano, pero de igual forma, no lo comprendían. Se ahogaron en remordimientos, por unos miserables sicarios.
Marco jamás sale de estudio, vive entre las computadoras. Nos ayuda desde allí, avisándonos de cada movimiento que hay en nuestro alrededor, actualizándonos información y aun así vivió un hecho traumático. Viajamos por casi toda Latinoamérica en busca de un grupo de traficantes de mujeres, los intercomunicadores se habían interferido y ya no podíamos comunicarnos por allí, él debía avisarnos de cualquier ataque, para no llevarnos una sorpresa. Marco corrió hacia nosotros, pero lo capturaron. Él intentó defenderse, pero eran demasiados. Prefirieron no torturarlo con violencia física o verbal, sino que lo sometieron a algo peor. Presenció la violación a su novia. Se nos había asignado esa misión hacía ya meses, por lo que no volvimos a casa en bastante tiempo. Un mes después de nuestra partida, fue cuando la secuestraron, ya sabían que íbamos tras ellos. Querían dejarnos un mensaje y lo hicieron de la peor forma posible.
Nadim prefirió hacer duelo solo. Decapitó a tres hombres. Su estado de aislamiento duro semanas, no quería ver ni hablar con nadie. Me recordó a mí, yo había reaccionado exactamente igual a él. Solo que lo mío, me llevo una semana. Sentía que no podía perder el tiempo, había más personas que proteger, tal vez fue por eso que empezaron mis ataques de pánico con más frecuencia. A lo mejor, fue porque me olvide de sanarme a mí mismo primero, antes que al resto.
Liz fue el más sencillo de tratar, ni se inmuto con su primer asesinato. A veces llego a creer que en vez de padecer de un autismo leve, lo que tiene en realidad es un grado de psicopatía. Él en ningún momento sintió remordimiento por lo que había hecho, según sus argumentos era así como el universo quería que lo hiciera y por eso mismo sucedió. En ocasiones, presiento que no siente nada, ni empatía, ni culpa ni nada, realmente lo envidio en ese sentido. Quisiera ser como él y obstruir ciertos sentimientos, porque claro, algunos posee. Sé que me quiere, nunca me lo ha dicho, pero me lo ha demostrado, a su manera por supuesto. El querer es un sentimiento, así que después de todo, puedo decir que mi mejor amigo, mi hermano, no es un psicópata.
¿Y si dejas de recordar tanto y vuelves a lo importante?
Cierto, Margot.
Su mirada recaía en sus manos, en ellas aun habían rastro de sangre por debajo de sus uñas, no hemos tenido tiempo de desinfectarnos a la perfección. No pretendía decir nada, ella lo que precisaba ahora era protección, pero no de nadie ajeno a nosotros, sino de ella misma. Ahora mismo, quien podría destruirla sería su propio vacío, del cual jamás me permitiría dejarla caer.
Rodee el carro hasta aproximarme a su puerta, con ella justo frente a mí, desabroche su cinturón y la acerqué hacia mi pecho. Temblaba. Sabía que no podría moverse por sí sola, así que la cargue hasta su habitación. Por un momento, pensé en llevarla hacia mi recamara, pero debía estar en lugar familiar y seguro para ella. La recosté y me dirigí hacia su cuarto de baño, le prepare una tina caliente y le envíe un mensaje de texto a Liz para que me trajera unos calmantes para dormir, tras todo lo que vivió hoy, se me hacía imposible pensar que conciliaría el sueño sin hacerse la cabeza.

ESTÁS LEYENDO
Il falso colore delle rose
Teen FictionTodos idealizan a la vida como un color de rosas, pero ¿es realmente verdadero lo que sucede dentro de esa burbuja imaginaria?, por defecto no tengo una respuesta exacta para eso. Sin embargo, lo que si puedo afirmar es que a veces uno mismo elige a...