accidente

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Rose estiró sus pies en la cama, y se dio la vuelta para quedar cara a cara con Scorpius, quien estaba sumergido en un profundo sueño. Se suponía que tomarían una pequeña siesta, pero ya eran las seis de la tarde, y su novio aún no se despertaba, así que definitivamente ya no era una pequeña siesta de media hora.

Para intentar despertarlo tomó la almohada, y la lanzó contra su novio, pero él no pareció inmutarse, y como ella también tenía sueño, no le prestó mucha atención y volvió a darse la vuelta.

Estaba pisando el suelo de Londres desde hace cuatro días para pasar las navidades. Tenía cuatro meses sin pisar su hogar, pues las cosas en la universidad se habían puesto más fuertes de lo usual y si acaso podía dormir, ya que mientras no tenía clases, asistía a cursos, o talleres. Así que ir de visita a su casa no había sido opción durante todo ese tiempo.

A veces intentaba relajarse y tratar de vivir al máximo su vida universitaria, tal y como lo mostraban en las películas, pero la vida real no era tal y como lo mostraban en las películas. Es decir, las películas estaban bien. Sí había diversión, sí habían fiestas y pasaban cosas que jamás esperarías que pasaran, pero los últimos meses, lo único que lograba al salir con sus compañeros, era quedarse dormida en un sillón con mucha bulla de fondo. Usualmente sus padres y Scor la visitaban en Cambridge cada vez que podían, pero no era tan sencillo como pensaban que sería, o al menos no con Scor. Su novio había perfeccionado sus hechizos y se había vuelto en un mago excelente, y a veces ayudaba a su padre en sus viajes. Podía pasar semanas sin verlo, pero, cuando se veían, era como si nada hubiese cambiado.

Con respecto a Albus, también lo veía a veces. Alex y él incluso se aparecieron en una fiesta que habían planificado en su universidad. Los dos terminaron tan borrachos que Rose los tuvo que llevar a dormir en su piso con sus compañeras, y una vez se les pasó la resaca les dijo que no los quería ver jamás de nuevo en ese estado, y mucho menos en su universidad.

Ellos la tacharon de aburrida, pero estaba segura de que Alex se pondría furiosa si alguien apareciera borracho en San mungo. O bueno, ahora que lo pensaba, quizás no...

Alice seguía siendo la más complicada al momento de verse. Su amiga se la pasaba viajando a distintos pueblos en Egipto, y la última vez que la vio, notó que estaba más feliz de lo que jamás la había visto. Scorpius era el que más la veía, y aunque Albus y ella no fuesen los amigos más cercanos, la última vez que su primo viajó a Egipto aprovechó para verla unas horas. Extrañaba verla seguido, y le dolía admitir que se habían distanciado un poco, pero después de todo, era parte de crecer, y le alegraba verla tan feliz con lo que hacía.

Una de las razones por las que la navidad eran sus fechas favoritas, era porque toda la familia se reunía, y la madriguera volvía a ser el mismo lugar repleto en el que creció. Volvía a ser su lugar. Aunque quizás cualquier lugar en donde estuviesen las personas que quería podía convertirse en su lugar.

Sitió una fuerte brisa, y se levantó de la cama un poco sobresaltada, al igual que Scorpius. Una figura en forma de ave estaba revoloteando por el cuarto, y una voz resonó en todo el lugar "Scor, necesitas ir por Rose y que vengan a mi casa. Ha pasado algo, y Albus no puede enterarse ".

Scorpius frunció el ceño y observó como el ave se desintegraba. Era el patronus y la voz de Alex, y aunque hace unos segundos estaba durmiendo, al escuchar la voz alerta de Alex, quedó completamente despierto y helado, porque sabía que aunque su amiga fuese desastrosa, no haría aparecer un patronus en su casa, ni mucho menos le pediría que buscase a Rose.

El se giró para mirar a su novia, y se levantó de la cama corriendo a vestirse.

—Ha ocurrido algo—dijo Rose, temblando—¿Por qué no quiere que Albus lo sepa?

Los secretos de la tercera generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora